Un devastador incendio arrasó con al menos 25 viviendas precarias en un asentamiento irregular de la colonia Lindavista, en la alcaldía Gustavo A. Madero, dejando a más de 100 personas sin hogar. Entre los escombros, familias buscan desesperadamente recuperar lo poco que les quedó, mientras el gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada, promete soluciones que suenan ambiciosas pero generan dudas.
La jefa de Gobierno visitó el lugar del siniestro para evaluar los daños y anunció que el predio será regularizado para garantizar vivienda digna a los afectados. Según Brugada, el objetivo es atender la emergencia y evitar que las familias sigan viviendo en condiciones de extrema vulnerabilidad. Sin embargo, promesas similares han quedado en el aire en el pasado, y los damnificados temen que esta sea otra más.
El fuego, que se desató el pasado 2 de mayo, consumió casas construidas con materiales frágiles, evidenciando la precariedad en la que viven muchas familias en la capital. Bomberos y equipos de emergencia lograron controlar las llamas, pero no sin antes evacuar a cerca de 100 personas, incluyendo niños y adultos mayores. La magnitud del desastre obligó incluso al cierre temporal de la estación Lindavista del Metro.
Durante su recorrido, Brugada insistió en que nadie se quedará sin apoyo. Se comprometió a instalar albergues temporales y a brindar atención médica y psicológica a través de la Secretaría de Salud y Protección Civil. Pero para muchos, estas palabras suenan a discursos repetidos, mientras la realidad sigue siendo devastadora para quienes lo perdieron todo.
El titular del Instituto de Vivienda (INVI), Inti Muñoz, reveló que desde 2009 se intentó reubicar a algunas familias de este asentamiento en un proyecto habitacional en Insurgentes Norte, pero solo 272 hogares fueron beneficiados. El resto, como las familias afectadas por este incendio, quedaron atrapadas en el mismo predio, sin soluciones reales hasta ahora. ¿Por qué no se actuó antes?
Entre los escombros, historias como la de Mario Alberto, quien buscaba vender fierros para comprar pañales para su nieta, reflejan el desamparo. Otros, como Elvira Domínguez, claman por ayuda, sintiéndose olvidados por las autoridades. La desesperación es evidente, y las promesas gubernamentales no logran calmar la incertidumbre de quienes no saben dónde dormirán mañana.
El incendio también dejó daños colaterales, como la afectación de cableado eléctrico y postes de madera, complicando aún más la situación en la zona. A pesar de esto, las autoridades aseguran que el fuego está controlado y que se trabaja en la remoción de escombros. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿cuándo llegarán las soluciones concretas?
La regularización del predio, según el gobierno, incluirá una inversión para construir viviendas dignas. Pero en una ciudad donde los proyectos habitacionales suelen retrasarse o quedar incompletos, los afectados de Lindavista enfrentan un futuro incierto. Las promesas de Brugada serán puestas a prueba, y las familias esperan que esta vez no queden solo en palabras.