Guillermo Calderón Aguilera presentó su renuncia como director general del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México, un movimiento que sacude nuevamente a la administración de Morena en la capital. La salida, efectiva a partir del 5 de mayo, se da en medio de críticas por la gestión del transporte público y a cuatro años del trágico colapso de la Línea 12, que dejó 26 muertos.
Calderón, ingeniero químico por la UNAM, asumió el cargo en junio de 2021 tras la destitución de Florencia Serranía, en un contexto de crisis desatada por el accidente en la Línea 12. Su nombramiento fue impulsado por la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien destacó su experiencia de 15 años en proyectos de transporte público, incluyendo su paso como director del Metrobús y del Servicio de Transportes Eléctricos.
Durante su gestión, Calderón enfrentó el reto de modernizar la Línea 1 y rehabilitar la Línea 12, proyectos clave para recuperar la confianza en el Metro. Sin embargo, las constantes fallas, retrasos en las obras y señalamientos de opacidad han marcado su administración. La renuncia llega en un momento donde la ciudadanía exige mejoras urgentes en el sistema de transporte.
En su carta de renuncia dirigida a la jefa de Gobierno, Clara Brugada, Calderón afirmó que su decisión es libre y sin reservas legales contra la administración. No obstante, no detalló los motivos específicos de su salida, lo que ha generado especulaciones sobre posibles presiones internas o conflictos en la gestión del Metro.
Fuentes cercanas al STC señalan que Adrián Ruvalcaba, exalcalde de Cuajimalpa, podría ser el próximo titular del Metro. Este movimiento, de confirmarse, podría traer nuevas dinámicas a un sistema que sigue siendo la columna vertebral de la movilidad en la Ciudad de México, pero que enfrenta desafíos estructurales y financieros.
El historial de Calderón incluye logros como la adquisición de 193 trolebuses y la modernización del Tren Ligero durante su tiempo en Transportes Eléctricos. Sin embargo, los críticos argumentan que estos avances no se reflejaron en el Metro, donde los usuarios reportan hacinamiento, averías y falta de mantenimiento en varias líneas.
La renuncia de Calderón se produce en un contexto políticamente sensible, con Morena bajo escrutinio por su manejo de la capital. El colapso de la Línea 12 sigue siendo un punto de tensión, y la salida del director reaviva las críticas sobre la incapacidad del gobierno para garantizar un transporte seguro y eficiente.
El Metro de la CDMX, que antes de la pandemia movilizaba a más de 5 millones de personas al día, sigue siendo un pilar de la movilidad urbana. Sin embargo, los retos pendientes, como la modernización de infraestructura y la reducción de fallas, serán una prueba de fuego para quien asuma la dirección tras la salida de Calderón.
La ciudadanía espera respuestas claras sobre el futuro del Metro y las acciones que tomará el gobierno de Clara Brugada para resolver las deficiencias del sistema. Por ahora, la renuncia de Calderón abre un nuevo capítulo de incertidumbre en la gestión de uno de los transportes más importantes de América Latina.

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Renuncia Guillermo Calderón al Metro de la CDMX: ¿Otro Golpe a la Gestión de Morena?
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