Guillermo Calderón Aguilera, director del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México, presentó su renuncia al cargo, según un oficio dirigido a la jefa de Gobierno, Clara Brugada. La salida, efectiva a partir del 5 de mayo, se da en medio de fuertes críticas a su gestión y coincide con el cuarto aniversario del colapso de la Línea 12, tragedia que dejó 26 muertos.
La renuncia de Calderón no sorprende a muchos. Durante su administración, el Metro enfrentó múltiples incidentes: desde descarrilamientos y fallas técnicas hasta denuncias de corrupción y negligencia. Usuarios y trabajadores han señalado constantemente la falta de mantenimiento y la precariedad del servicio, que transporta a millones de personas diariamente.
El timing de esta salida levanta sospechas. Justo cuando se conmemora el desplome de la Línea 12, uno de los peores desastres en la historia del Metro, Calderón decide dar un paso al lado. Algunos lo ven como un intento de evadir responsabilidades por una gestión marcada por el caos y la ineficiencia.
Bajo el mando de Calderón, nombrado en 2021 por la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el Metro no logró superar su crisis. A pesar de promesas de modernización, las líneas siguen presentando problemas estructurales. La Línea 1, por ejemplo, fue rehabilitada parcialmente, pero los retrasos y cierres generaron molestias entre los capitalinos.
Las acusaciones de corrupción no son nuevas. Diversos actores, incluyendo el PAN y el PRI, han exigido su destitución desde hace meses, señalando opacidad en contratos y desvío de recursos. En febrero, senadores del PRI denunciaron que el presupuesto de 23 mil millones de pesos asignado al Metro no se reflejó en mejoras tangibles.
La relación con el sindicato también fue un punto débil. Los trabajadores del Metro, representados por el SNTSTC, han protestado por la falta de atención a sus demandas laborales y la exclusión de técnicos especializados en tareas de mantenimiento, lo que pudo agravar las fallas operativas.
En las redes sociales, la renuncia ha desatado especulaciones. Algunos medios y cuentas han filtrado que Adrián Rubalcava, exalcalde de Cuajimalpa, podría ser el próximo director. Sin embargo, ninguna autoridad ha confirmado esta información, dejando un manto de incertidumbre sobre el futuro del Metro.
Mientras tanto, los capitalinos siguen lidiando con un sistema de transporte colapsado. Largas filas, vagones saturados y retrasos son el pan de cada día. La renuncia de Calderón no resuelve estos problemas de fondo, y la presión ahora recae sobre Clara Brugada para elegir a un reemplazo capaz de rescatar al Metro.
La salida de Calderón también pone en la mira a Morena. Con una serie de escándalos en la gestión del transporte público, la ciudadanía se pregunta si el partido en el poder podrá cumplir sus promesas de transformar la movilidad en la Ciudad de México.
Por ahora, el Metro sigue siendo un reflejo de los retos que enfrenta la capital: un sistema vital, pero desgastado, que necesita mucho más que cambios de nombres en la dirección para recuperar su grandeza.

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Guillermo Calderón renuncia a la dirección del Metro CDMX: ¿Otro fracaso de Morena en la capital?
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