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Comerciantes del Parque Rojo ceden ante la presión: aceptan reubicación en Guadalajara

En un giro inesperado, los comerciantes del Parque Rojo en Guadalajara han aceptado ser reubicados tras semanas de protestas y negociaciones con el Ayuntamiento. La decisión llega después de intensas mesas de diálogo, marcadas por la inconformidad de más de mil 200 vendedores que exigían soluciones claras para continuar con sus actividades económicas.
El Parque Revolución, conocido como Parque Rojo, fue cerrado el pasado 24 de abril con mallas ciclónicas para dar paso a una remodelación de 23 millones de pesos. Esta obra, destinada a preparar el espacio para el Mundial de Futbol 2026, desplazó a una comunidad de comerciantes que por cinco años había operado en el lugar sin permisos oficiales.
Los vendedores, organizados en un esquema autogestivo, denunciaron que las autoridades municipales no socializaron el proyecto adecuadamente. Durante días, instalaron sus puestos en avenidas como Federalismo y Juárez como forma de protesta, bloqueando vialidades y exigiendo un espacio digno para trabajar.
El Ayuntamiento de Guadalajara, encabezado por la alcaldesa Verónica Delgadillo, propuso reubicar a los comerciantes en tianguis y mercados cercanos, además de ofrecer facilidades para formalizar sus actividades. Sin embargo, los vendedores argumentaron que las opciones iniciales eran limitadas y no garantizaban la subsistencia de todos.
Tras varias reuniones, los líderes de los comerciantes entregaron padrones para facilitar el proceso. El sábado pasado, 45 vendedores con permisos regresaron al tianguis cultural del parque, mientras que otros cinco aceptaron reubicarse en espacios alternos. Este acuerdo parcial marcó un avance, aunque no todos están conformes.
La comunidad del Parque Rojo, formada por mujeres jóvenes, madres solteras y estudiantes, ha destacado por su solidaridad. Desde sus inicios como “La Mercadita”, el bazar se convirtió en un espacio de apoyo mutuo, donde los coordinadores asignan lugares sin cobrar cuotas y se organizan para ayudar a los más vulnerables.
A pesar de los acuerdos, persiste la incertidumbre. Los comerciantes insisten en que no buscan “nada gratis”, sino una regularización que les permita trabajar legalmente. Mientras tanto, algunos han optado por instalarse en los carriles laterales de Avenida Vallarta, bajo la mirada de inspectores municipales.
La remodelación del Parque Rojo, parte de un proyecto más amplio para embellecer el Centro Histórico de Guadalajara, tiene un plazo de cinco meses. Las autoridades aseguran que las obras mejorarán la imagen urbana y atraerán turismo durante el Mundial, pero el costo humano de este cambio sigue siendo un tema de debate.
El caso del Parque Rojo refleja la tensión entre el desarrollo urbano y la supervivencia de comunidades vulnerables. Los comerciantes, ahora reubicados, enfrentan el desafío de adaptarse a nuevos espacios mientras luchan por mantener la cohesión que los ha caracterizado.

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