La operación fue encabezada por la Secretaría de Marina, que interceptó una embarcación sin bandera ni matrícula a 190 millas náuticas al suroeste de Acapulco. Los tripulantes, tres mexicanos y dos ecuatorianos, no tenían documentación ni chalecos salvavidas, lo que levantó sospechas inmediatas.
En la embarcación se encontraron 38 bultos con 1,500 paquetes tipo ladrillo, que contenían 1,506 kilos de clorhidrato de cocaína. Este decomiso representa un duro golpe económico a las redes criminales, pero no parece frenar la ola de violencia que azota Guerrero.
La Fiscalía General de la República informó que los detenidos enfrentarán juicio por delitos contra la salud, específicamente por transporte de cocaína con la agravante de pandilla. Las pruebas presentadas fueron calificadas como contundentes por las autoridades judiciales.
Guerrero sigue siendo un campo de batalla para al menos 16 grupos criminales, entre ellos Los Ardillos, señalados por sus presuntos nexos con gobiernos locales. Otros cárteles como el Jalisco Nueva Generación y La Nueva Familia Michoacana también operan en la región, alimentando la inseguridad.
El uso del mar como ruta para el tráfico de drogas no es nuevo. Los narcotraficantes aprovechan las costas mexicanas para mover grandes cargamentos hacia Estados Unidos, un negocio millonario que parece imparable pese a operativos como este.
La falta de una estrategia efectiva contra el crimen organizado en Guerrero es evidente. Mientras se celebran decomisos, la violencia no cede, y los ciudadanos viven bajo el temor constante de los enfrentamientos entre cárteles.
Este operativo, aunque exitoso, pone en evidencia la magnitud del problema. Las autoridades presumen avances, pero la realidad en las calles de Acapulco y otras ciudades de Guerrero cuenta una historia muy diferente.
La pregunta sigue en el aire: ¿cuándo habrá un plan integral para devolver la paz a Guerrero? Los decomisos son solo una parte de la solución, pero la inseguridad sigue siendo el pan de cada día para miles de mexicanos.

Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.
Autoridades mexicanas lograron un nuevo golpe al narcotráfico en Guerrero, pero la inseguridad sigue desbordada en el estado. En un operativo marítimo, se confiscaron más de 1.5 toneladas de cocaína y se detuvo a cinco personas en Acapulco, una zona donde los cárteles operan con aparente impunidad.
Compartir: