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Una reliquia espacial soviética caerá a la Tierra tras 53 años orbitando

Una nave espacial de la era soviética, lanzada en 1972 con destino a Venus, está a punto de regresar a la Tierra de manera descontrolada. La sonda Kosmos 482, que nunca logró salir de la órbita terrestre debido a un fallo técnico, ha estado dando vueltas alrededor de nuestro planeta durante más de cinco décadas. Ahora, los expertos predicen que su reingreso ocurrirá entre el 8 y el 11 de mayo de 2025, marcando el fin de una misión que nunca cumplió su objetivo original.
La Kosmos 482 fue diseñada para soportar las extremas condiciones de Venus, un planeta con temperaturas de hasta 465 grados Celsius y una presión 90 veces mayor que la de la Tierra. Su estructura robusta, pensada para resistir un entorno hostil, hace que los científicos crean que podría sobrevivir intacta el reingreso a la atmósfera terrestre. Este detalle la distingue de otros objetos espaciales que suelen desintegrarse al entrar en contacto con la atmósfera.
El científico holandés Marco Langbroek, experto en seguimiento de satélites, estima que la nave impactará a una velocidad de 242 kilómetros por hora si permanece entera. Aunque el riesgo para la población es bajo, la posibilidad de que fragmentos lleguen a la superficie no se descarta. La incertidumbre sobre dónde caerá mantiene a los astrónomos en alerta, ya que factores como la actividad solar pueden alterar las predicciones.
La sonda, de aproximadamente un metro de diámetro y con un peso de 495 kilogramos, es un vestigio de la carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En los años 70, la URSS lanzó varias misiones al “gemelo malvado” de la Tierra, como se le conoce a Venus por sus condiciones infernales. Mientras Venera 8, una nave gemela de Kosmos 482, logró aterrizar en Venus y transmitir datos durante 50 minutos, esta sonda quedó atrapada en una órbita elíptica alrededor de la Tierra.
A lo largo de los años, Kosmos 482 ha sido monitoreada por astrónomos como Ralf Vandebergh, quien la redescubrió en 2011 tras creerse perdida. Su órbita ha ido decayendo lentamente, acercándola cada vez más a nuestro planeta. Este evento no solo marca el cierre de una misión fallida, sino que también resalta los desafíos de la basura espacial, un problema creciente en la era moderna.
Si la nave sobrevive al reingreso, podría generar un cráter de hasta cuatro metros de diámetro en caso de impactar en tierra firme. Los expertos comparan el riesgo con la caída de un meteorito, un fenómeno que ocurre varias veces al año sin mayores consecuencias. La probabilidad de que los restos golpeen áreas pobladas es mínima, pero no nula, lo que añade un elemento de intriga a este evento.
La Sociedad de Astronomía del Caribe ha señalado que la actividad solar es un factor clave en la predicción del reingreso. Cuando el Sol está más activo, la atmósfera terrestre se expande, aumentando la fricción para objetos en órbita baja. Esto podría adelantar o retrasar la caída de Kosmos 482, haciendo que las estimaciones se ajusten conforme se acerca la fecha.
Este suceso ofrece una oportunidad única para estudiar la resistencia de los materiales espaciales tras décadas en el espacio. Si fragmentos de la sonda llegan a la superficie, podrían proporcionar datos valiosos sobre la durabilidad de la tecnología de la época soviética. Mientras tanto, el mundo espera con curiosidad el desenlace de esta reliquia espacial que, tras 53 años, está lista para volver a casa.
El programa espacial soviético, responsable de hitos como el primer satélite (Sputnik) y el primer hombre en el espacio (Yuri Gagarin), dejó un legado imborrable. Kosmos 482, aunque no cumplió su misión, es un recordatorio de la ambición y los riesgos de explorar el cosmos. Su caída inminente captura la imaginación, conectando el pasado con el presente en un espectáculo celeste.
A medida que se acerca el momento del reingreso, los ojos de la comunidad científica están puestos en el cielo. Este evento no solo cierra un capítulo de la historia espacial, sino que también invita a reflexionar sobre el impacto de la exploración espacial en nuestra comprensión del universo. La Kosmos 482, un pequeño viajero olvidado, está a punto de hacer su última marca en la Tierra.

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