La presidenta Claudia Sheinbaum soltó una bomba este sábado al anunciar que su gobierno revisará hasta el último rincón de las concesiones de agua en México, tanto superficiales como subterráneas. Desde Tlaxcala, en plena inauguración de una planta de tratamiento, dejó claro que no va a tolerar más desorden en un recurso que, según ella, debería ser sagrado para la nación.
Asegura que ya han recuperado 3 mil millones de metros cúbicos de agua potable que empresas tenían acaparados sin usar. Eso, dice, es tres veces lo que consume la Ciudad de México en un año. La promesa es ambiciosa: para finales de 2025, todas las concesiones estarán bajo la lupa, y las irregularidades que han encontrado en los títulos de riego e industria no se van a quedar en el olvido.
El discurso vino acompañado de críticas al pasado. Sheinbaum apuntó que el descontrol empezó con Andrés Manuel López Obrador, quien, según ella, no tuvo tiempo de meter mano a fondo en este tema. Ahora, su administración se pinta como la salvadora que hará del agua un derecho humano y no una mercancía para unos pocos.
No todo fue promesas. También lanzó un dardo a las empresas que contaminan ríos como el Atoyac, el Lerma-Santiago y el Tula, que serán saneados con proyectos estratégicos. Pero la pregunta flota en el aire: ¿será esto otro plan grandioso de Morena que se quede en buenas intenciones? El tiempo dirá si el agua vuelve al pueblo o sigue en manos de los de siempre.