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Tragedia en Oaxaca: Activista Sandra Domínguez y su esposo hallados sin vida en fosas clandestinas de Veracruz

La abogada y activista mixe Sandra Domínguez Martínez fue encontrada sin vida junto a su esposo, Alexander Hernández Hernández, en dos fosas clandestinas en Veracruz. El hallazgo ocurrió el 24 de abril de 2025, tras seis meses de búsqueda desde su desaparición el 4 de octubre de 2024. La noticia ha conmocionado a Oaxaca y a quienes conocían su lucha por los derechos de las mujeres indígenas.
Sandra, conocida por su valentía, denunció en 2020 una red de pornografía no consentida que involucraba a funcionarios públicos de Oaxaca. Su trabajo como defensora de derechos humanos la llevó a exponer casos de violencia digital y abusos contra mujeres indígenas, lo que la convirtió en un símbolo de resistencia en la región. Sin embargo, también le generó amenazas que, según las autoridades, podrían estar relacionadas con su trágico final.
El operativo que permitió localizar los cuerpos se llevó a cabo en un inmueble en un camino de terracería entre La Ceiba y Unión Progreso, en Santiago Sochiapan, Veracruz. La Fiscalía General de Oaxaca, en coordinación con instancias federales y estatales, confirmó la identidad de las víctimas tras realizar pruebas periciales. Los restos fueron trasladados al Instituto de Servicios Periciales para su análisis.
La investigación apunta a la participación de células delictivas que operan en Veracruz. Una mujer, identificada como C. E. R. M., está detenida y vinculada a proceso por este caso, mientras las autoridades continúan explorando otras líneas de investigación. Operativos previos en la zona, como el realizado en el rancho El Capricho en enero de 2025, dejaron enfrentamientos armados y la muerte de tres presuntos implicados, además de un policía.
La desaparición de Sandra y Alexander ocurrió en María Lombardo, Oaxaca, cerca de la frontera con Veracruz. Días después, su camioneta fue encontrada abandonada en Playa Vicente, Veracruz, y el celular de Sandra fue localizado en la comunidad de El Nigromante. Estos hallazgos guiaron las búsquedas, que se intensificaron en la región de la Cuenca del Papaloapan.
El 30 de abril, familiares, amigos y activistas rindieron un homenaje de cuerpo presente a Sandra en Oaxaca. Durante la ceremonia, se destacó su legado como madre, hija y defensora incansable. Las palabras de los presentes reflejaron dolor, pero también una exigencia de justicia para que este crimen no quede impune.
La muerte de Sandra Domínguez pone de manifiesto la vulnerabilidad de los defensores de derechos humanos en México. Su caso se suma a una larga lista de activistas que han perdido la vida en circunstancias violentas, lo que ha generado indignación y reclamos de mayor protección por parte de las autoridades.
El sepelio de Sandra se llevó a cabo en el panteón de San Pedro Ixtlahuaca, donde fue despedida entre flores y consignas que mantienen viva su memoria. Su lucha, centrada en la justicia para las mujeres indígenas, sigue resonando en Oaxaca y más allá, mientras la sociedad espera que las investigaciones esclarezcan este atroz crimen.
El impacto de este caso trasciende lo local, recordando la deuda del Estado mexicano con quienes arriesgan su vida por defender los derechos de los más vulnerables. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirán los activistas pagando con su vida por alzar la voz?

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