Un derrame de 400 mil litros de químicos tóxicos de la planta Churubusco de Ternium ha desatado una crisis ambiental en el arroyo La Talaverna, en Nuevo León. El incidente, ocurrido el 17 de abril, ha puesto en riesgo a múltiples especies de fauna, incluyendo tortugas, peces, ranas y castores, según investigaciones preliminares de expertos en vida silvestre.
La mancha rojiza de cloruro ferroso y agua ácida se extendió por más de 11 kilómetros, afectando los municipios de San Nicolás, Apodaca, Pesquería y Guadalupe. Científicos de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León han confirmado la muerte de tortugas y otros animales en la zona, mientras investigan el impacto total del derrame en los ecosistemas locales.
Ternium asegura que el líquido derramado no es tóxico y que el arroyo ya presenta niveles de pH normales tras labores de remediación. Sin embargo, activistas y autoridades cuestionan estas afirmaciones, exigiendo estudios independientes para evaluar los verdaderos daños al medio ambiente y la salud pública.
El activista José Daniel Borrego ha denunciado la falta de transparencia de la empresa, señalando que el derrame podría configurar un delito ambiental. Según Borrego, no se puede confiar en las declaraciones de Ternium sin investigaciones exhaustivas que confirmen la seguridad del agua y del entorno.
El alcalde de San Nicolás, Daniel Carrillo, ha sido tajante al exigir el cierre de la planta, argumentando que la salud de los habitantes debe ser la prioridad. Junto a legisladores locales, Carrillo ha criticado la inacción de las autoridades estatales frente a las emisiones contaminantes de Ternium, que no son un problema nuevo en la región.
La Secretaría de Medio Ambiente de Nuevo León ha anunciado que evalúa sanciones severas contra Ternium, incluyendo la posibilidad de clausurar o reubicar la planta. El secretario Alfonso Martínez Muñoz afirmó que todas las opciones están sobre la mesa para proteger a la ciudadanía y evitar futuros desastres.
Organizaciones ambientalistas han advertido que el impacto del derrame podría ser devastador para especies ya vulnerables en la zona, como ciertas tortugas y anfibios. La presencia de metales pesados, como el cloruro ferroso, podría alterar los ecosistemas acuáticos durante años si no se toman medidas urgentes.
La indignación crece entre los habitantes de las zonas afectadas, quienes reportan olores fuertes y cambios visibles en el arroyo. Vecinos de la colonia San Miguel, en Guadalupe, han documentado residuos industriales en el agua, lo que aumenta la preocupación por la calidad del entorno.
Este no es el primer señalamiento contra Ternium, una empresa que ya ha sido criticada por sus altas emisiones de metales pesados como plomo, cadmio y cromo en Nuevo León. Informes previos han colocado a la siderúrgica entre las más contaminantes de la zona metropolitana de Monterrey, lo que intensifica las demandas de acción inmediata.
La situación en el arroyo La Talaverna es un recordatorio de los riesgos que enfrentan los ecosistemas locales ante la actividad industrial. Mientras las autoridades y la empresa debaten, la fauna y los habitantes de Nuevo León siguen expuestos a las consecuencias de este desastre ambiental.