Una coalición global de sobrevivientes de abusos sexuales por parte del clero ha alzado la voz en el Vaticano, exigiendo que el próximo papa implemente una política de tolerancia cero contra estos crímenes. Este clamor surge días después de la muerte del papa Francisco, en un momento crucial para la Iglesia católica, que se prepara para elegir a su nuevo líder en el cónclave del 7 de mayo.
El grupo End Clergy Abuse (ECA) hizo pública una carta abierta dirigida a los cardenales reunidos en el Vaticano. En ella, demandan que el futuro pontífice no tenga antecedentes de encubrimiento en casos de abuso y que adopte medidas drásticas para erradicar estas prácticas. La petición refleja el hartazgo de las víctimas ante décadas de escándalos que han erosionado la credibilidad de la institución.
Por su parte, SNAP, la principal organización de sobrevivientes en Estados Unidos, ha intensificado la presión. Este grupo lanzó una base de datos que identifica a cardenales con historiales cuestionables en el manejo de casos de abuso. La iniciativa, llamada Conclave Watch, busca garantizar que el próximo papa sea un líder comprometido con la justicia y la transparencia.
La carta de ECA subraya que la crisis de abusos sexuales no es un problema del pasado, sino una realidad vigente, especialmente en regiones del Sur Global. Los sobrevivientes advierten que la devastación causada por estos crímenes sigue afectando a comunidades enteras, y critican la falta de una política universal que expulse de inmediato a los responsables.
SNAP y ECA proponen una medida concreta: que cualquier sacerdote acusado de un solo acto de abuso sexual, ya sea admitido o probado, sea expulsado permanentemente del ministerio. Esta política, aplicada en Estados Unidos desde 2002, no se ha extendido a otras regiones, lo que genera frustración entre las víctimas que buscan un estándar global.
Sarah Pearson, portavoz de SNAP, fue contundente: los sobrevivientes no tolerarán otro cónclave que elija a un papa que haya protegido a delincuentes. La organización ha recibido testimonios de países como Fiyi, Tonga, Bélgica, Francia, Sudáfrica, Malawi, Italia, Canadá y Estados Unidos, lo que evidencia la magnitud del problema a nivel mundial.
A pesar de los esfuerzos del papa Francisco por abordar la crisis, los sobrevivientes consideran que sus palabras no se tradujeron en acciones suficientes. La reunión de junio pasado en Roma, donde víctimas y expertos eclesiásticos discutieron propuestas, fue descrita como un paso histórico, pero los resultados aún son insuficientes para las víctimas.
El cónclave que se avecina será un momento decisivo para la Iglesia. Los sobrevivientes esperan que los cardenales escuchen sus demandas y elijan a un líder dispuesto a enfrentar este flagelo con determinación. La presión de los grupos de víctimas no solo busca justicia, sino también restaurar la confianza en una institución que ha sido profundamente cuestionada.

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Sobrevivientes de abusos exigen al próximo papa una política implacable contra la violencia sexual en la Iglesia
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