El arranque de las campañas electorales en Veracruz se tiñó de sangre. En el municipio de Coxquihui, un comando armado irrumpió en la casa de campaña de Germán Anuar Valencia, candidato de Morena a la alcaldía, y lo asesinó a balazos. El ataque dejó un saldo devastador: varios heridos, entre ellos menores de edad, y un clima de terror que paralizó la región.
La tragedia ocurrió a plena luz del día, a menos de 12 horas de iniciadas las campañas para las 212 alcaldías del estado. El candidato, conocido como “El Napo”, fue atacado en un acto que evidencia la fragilidad de la seguridad en Veracruz. Los agresores huyeron sin dejar rastro, mientras la población quedó sumida en el miedo y la incertidumbre.
Ante este brutal asesinato, los partidos Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo tomaron una decisión drástica en Tlapacoyan, otro municipio de la región. Suspendieron todos sus actos de campaña para priorizar la seguridad de simpatizantes y ciudadanos. La medida refleja el nivel de alerta que la violencia ha generado en la zona.
La inseguridad en Veracruz no es un hecho aislado. En los últimos años, el estado ha sido escenario de constantes enfrentamientos, secuestros y asesinatos ligados al crimen organizado. Coxquihui y Tlapacoyan, ubicados en la sierra norte, son zonas donde los grupos delictivos han ganado terreno, aprovechando la aparente incapacidad de las autoridades para frenarlos.
El gobierno estatal, encabezado por Morena, enfrenta una ola de críticas. La falta de una estrategia efectiva para combatir la violencia ha dejado a candidatos y ciudadanos a merced de los criminales. Este asesinato se suma a una lista creciente de ataques contra figuras políticas, lo que pone en duda la viabilidad de un proceso electoral seguro.
La Fiscalía General del Estado y el gobierno de Veracruz están bajo presión para esclarecer el crimen. Sin embargo, la confianza en las instituciones es mínima. Los habitantes de Coxquihui exigen justicia para Germán Anuar Valencia, pero también respuestas claras sobre cómo se garantizará la seguridad en las próximas semanas.
Este episodio pone en evidencia un problema mayor: el crimen organizado no solo controla territorios, sino que parece influir directamente en el proceso electoral. La suspensión de campañas en Tlapacoyan es una señal de que la violencia está dictando las reglas del juego político en Veracruz.
Mientras las autoridades prometen reforzar la seguridad, la realidad es que la sangre sigue corriendo en las calles. La jornada violenta en Coxquihui no es solo un hecho aislado, sino un reflejo del abandono en el que viven muchas regiones del estado. La pregunta que queda en el aire es si las elecciones podrán llevarse a cabo sin más tragedias.

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Violencia desata el caos en Veracruz: campañas suspendidas tras jornada sangrienta
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