El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que busca suavizar el impacto de los aranceles impuestos a la industria automotriz, una medida que había generado fuertes críticas y preocupaciones en el sector. Este nuevo pacto, anunciado desde la Casa Blanca, pretende apoyar a los fabricantes de automóviles mientras enfrentan los costos adicionales derivados de las políticas comerciales de la administración.
La orden ejecutiva no elimina los aranceles del 25 por ciento sobre los vehículos importados, pero introduce mecanismos para evitar que otros gravámenes, como los aplicados al acero y aluminio, se acumulen y afecten aún más a la industria. Esta decisión llega tras intensas negociaciones con los principales fabricantes de automóviles, quienes habían advertido sobre el riesgo de aumento en los precios y pérdida de competitividad.
Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, calificó el acuerdo como una victoria para la política comercial de Trump. Según Lutnick, el pacto recompensa a las empresas que invierten en la producción dentro del país y ofrece un alivio temporal a aquellas que se comprometan a expandir sus operaciones en territorio estadounidense.
Entre los países más afectados por los aranceles están Alemania, Japón, México y Canadá. Sin embargo, para estos dos últimos, las autopartes fabricadas en sus territorios están exentas de manera temporal, lo que reduce el impacto inmediato en sus economías. México, en particular, es un actor clave, ya que en 2024 exportó casi 3 millones de vehículos a Estados Unidos, con un valor cercano a los 78,500 millones de dólares.
El alivio arancelario incluye un reembolso del 15 por ciento durante el primer año para los fabricantes que produzcan vehículos en Estados Unidos, una medida que disminuirá al 10 por ciento en el segundo año. Esto busca incentivar la producción local y mitigar los costos que enfrentan las empresas al importar componentes esenciales para la fabricación de automóviles.
Expertos advierten que, a pesar de este alivio, los aranceles del 25 por ciento podrían incrementar el costo de los vehículos en miles de dólares por unidad. Esto podría traducirse en precios más altos para los consumidores estadounidenses y una menor oferta de modelos disponibles en el mercado, especialmente de marcas extranjeras.
La industria automotriz, que en 2024 representó importaciones por 475,000 millones de dólares en Estados Unidos, sigue enfrentando desafíos. Los aranceles al acero y aluminio, vitales para la producción de vehículos, continúan siendo un obstáculo, y las empresas buscan diversificar sus cadenas de suministro para reducir su dependencia de insumos importados.
Trump defendió la medida como un paso hacia la independencia económica de Estados Unidos, argumentando que los aranceles fomentan la creación de empleos y el fortalecimiento de la industria local. Sin embargo, analistas señalan que las consecuencias a largo plazo podrían incluir tensiones comerciales con aliados clave y un impacto en las economías de países vecinos.
El anuncio se realizó en un momento crítico, cuando la incertidumbre generada por las políticas comerciales de Trump ha llevado a algunas empresas, como Volvo, a anunciar despidos en sus plantas en Estados Unidos. La fabricante sueca planea recortar hasta 800 empleos debido a la caída en la demanda de camiones pesados, afectada por los aranceles.
A pesar del alivio temporal, la industria automotriz sigue en alerta. Las negociaciones entre Estados Unidos y sus socios comerciales, como México y Canadá, serán clave para determinar si estas medidas logran un equilibrio entre proteger la producción local y mantener la competitividad global.

Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.
Trump da un giro inesperado y alivia el impacto de sus aranceles a fabricantes de autos
Compartir: