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Alerta sísmica sacude la CDMX: ¿estamos realmente preparados para un sismo?

Hoy, a las 11:30 de la mañana, la Ciudad de México vivió momentos de tensión cuando la alerta sísmica resonó en sus calles. No fue un sismo real, sino el Primer Simulacro Nacional 2025, un ejercicio que buscó poner a prueba la preparación de la capital y otras entidades ante un posible desastre. La hipótesis: un temblor de magnitud 8.1 con epicentro en el Golfo de Tehuantepec, Oaxaca, que habría generado daños severos en la ciudad.
El gobierno capitalino, encabezado por Clara Brugada, activó el Plan de Emergencia Sísmica, desplegando un operativo que incluyó helicópteros Cóndores, monitoreo desde las cámaras del C5 y recorridos por colonias para evaluar daños ficticios. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿es suficiente este tipo de ejercicios para garantizar la seguridad de millones de habitantes en una urbe tan vulnerable?
El simulacro contempló escenarios extremos, como el colapso de un edificio en el Zócalo y un rescate vertical en el centro comercial Reforma 222. Brigadas de búsqueda y rescate urbano se movilizaron, pero la coordinación entre autoridades dejó dudas. Reportes de ciudadanos indicaron que algunos altavoces del sistema de alerta no funcionaron correctamente, un problema que lleva años sin resolverse por completo.
En la Ciudad de México, 14,491 altavoces emitieron la alerta, acompañados por mensajes en radio, televisión y, por segunda vez, notificaciones en celulares. Se estima que más de cinco millones de teléfonos recibieron el mensaje: “Este es un simulacro”. Sin embargo, en redes sociales, usuarios denunciaron fallas en la recepción de estas alertas, lo que pone en tela de juicio la efectividad del sistema Cell Broadcast.
La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, liderada por Myriam Urzúa, aseguró que el ejercicio permitió evaluar protocolos y detectar áreas de mejora. Pero la realidad es que, a 40 años del devastador sismo de 1985, la capital sigue enfrentando retos estructurales: edificios antiguos, asentamientos irregulares y una población que no siempre sabe cómo actuar ante una emergencia.
Once estados, incluyendo Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Puebla, participaron en el simulacro, cada uno con hipótesis adaptadas a sus riesgos. En la CDMX, el gobierno destacó la instalación de refugios temporales y centros de acopio como parte del protocolo. Sin embargo, la respuesta en algunas alcaldías fue lenta, y la falta de claridad en las rutas de evacuación generó confusión entre los participantes.
La Secretaría de Marina también se sumó, simulando una alerta por tsunami en el Pacífico. Aunque el ejercicio buscó ser integral, la coordinación entre instituciones federales, estatales y municipales mostró fisuras. La burocracia y la falta de recursos siguen siendo obstáculos para una respuesta eficiente en caso de un desastre real.
El simulacro dejó lecciones claras: la preparación es clave, pero los avances son insuficientes. Mientras las autoridades presumen operativos, los ciudadanos exigen soluciones reales a problemas como la infraestructura vulnerable y la falta de mantenimiento en los sistemas de alerta. La CDMX, una ciudad construida sobre un lago, no puede permitirse improvisar ante la amenaza de un sismo.
La jefa de Gobierno insistió en que la prevención debe ser una tarea colectiva. Sin embargo, la organización comunitaria sigue siendo débil en muchas zonas de la capital. La mayoría de los capitalinos participó en el simulacro, pero la sensación general es que aún falta mucho para estar verdaderamente preparados.
El Primer Simulacro Nacional 2025 fue un recordatorio de la fragilidad de la Ciudad de México ante los sismos. La pregunta no es si temblará, sino cuándo y si realmente estaremos listos para enfrentarlo. Los reflectores están sobre el gobierno: ¿cumplirán con las mejoras prometidas o seguiremos dependiendo de la suerte?

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