El evento inaugural, encabezado por la jefa de Gobierno y autoridades federales en el Parque Tezozómoc, prometía inmunizar a 1.8 millones de personas en todo el país. En la capital, se instalaron 316 puestos fijos, 249 semifijos y 301 brigadas móviles. Sin embargo, los testimonios de los pocos asistentes reflejan desinterés y desconfianza, un problema que el gobierno local no parece estar enfrentando con eficacia.
María, una madre de familia de Azcapotzalco, comentó que prefirió no vacunar a sus hijos por rumores sobre efectos secundarios. Su caso no es aislado; muchos vecinos expresaron escepticismo sobre la seguridad de las vacunas, a pesar de que las autoridades aseguran que son efectivas contra enfermedades como sarampión, tosferina y hepatitis B.
La Secretaría de Salud de la CDMX insiste en que las 12 vacunas disponibles son esenciales para proteger a niños, mujeres embarazadas y adultos mayores. Sin embargo, la falta de campañas claras y convincentes parece estar frenando la participación. Los expertos advierten que esta baja afluencia podría derivar en un repunte de enfermedades prevenibles.
En Iztapalapa, uno de los puntos de vacunación más concurridos, el personal médico reportó que apenas atendieron al 30% de la meta diaria. Los trabajadores, visiblemente frustrados, señalaron que la desinformación y la falta de organización han jugado un papel clave en el fracaso inicial de la jornada.
Por su parte, Clara Brugada defendió la estrategia, asegurando que los puestos permanecerán abiertos hasta el 3 de mayo para alcanzar la cobertura del 90% en las 16 alcaldías. Sin embargo, las imágenes de filas vacías y brigadas sin trabajo contrastan con el discurso oficial, generando dudas sobre la capacidad de la administración para cumplir sus promesas.
Los datos son preocupantes: hasta el 27 de abril, la Secretaría de Salud reportó que solo el 15% de las dosis disponibles en la CDMX habían sido aplicadas. Esto, en un contexto donde enfermedades como la tosferina ya han cobrado 37 vidas en el país, según cifras oficiales.
Algunos ciudadanos, como José, un padre de familia de Tlalpan, sí acudieron a vacunarse, pero criticaron la logística. Según él, la información sobre horarios y ubicaciones no fue clara, lo que desmotivó a muchos. Este tipo de quejas pone en tela de juicio la planeación detrás de una campaña que, en teoría, debería ser prioritaria.
El representante de la Organización Panamericana de la Salud, presente en el arranque, destacó la importancia de la vacunación para evitar brotes. Sin embargo, la falta de respuesta ciudadana en la CDMX podría convertirse en un obstáculo para los objetivos nacionales, dejando a la capital como un punto débil en la estrategia de salud pública.
Mientras las autoridades insisten en que hay biológicos suficientes, la realidad en las calles cuenta otra historia. La Semana Nacional de Vacunación 2025, que debería ser un esfuerzo colectivo, está marcada por la indiferencia y la ineficiencia, poniendo en riesgo la salud de miles en la capital.

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La Semana Nacional de Vacunación 2025 arrancó en la Ciudad de México con un despliegue masivo, pero la respuesta de los capitalinos ha sido decepcionante. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Clara Brugada por llevar vacunas gratuitas a cada rincón, los puestos de vacunación lucen casi desiertos, dejando en evidencia una alarmante apatía ciudadana.
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