La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, encabezada por Julio Berdegué, anunció un supuesto triunfo diplomático al alcanzar un acuerdo con Estados Unidos para combatir el gusano barrenador, una plaga que amenaza al ganado mexicano. Este pacto llega tras fuertes presiones de la administración de Donald Trump, que amagó con cerrar la frontera a las importaciones de ganado si México no actuaba de inmediato.
El conflicto comenzó cuando Estados Unidos, a través de su secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, exigió medidas más drásticas contra el gusano barrenador, detectado en Chiapas desde noviembre pasado. La plaga, causada por la mosca Cochliomyia hominivorax, ha generado pérdidas millonarias en el sector ganadero, especialmente en estados como Chihuahua, Sonora y Durango, donde las exportaciones a Estados Unidos son vitales.
Berdegué, en un tono desafiante, respondió que México no se subordinará a las demandas extranjeras, aunque aseguró que el gobierno de Claudia Sheinbaum ya implementó controles sanitarios desde el primer caso detectado. Sin embargo, las medidas no evitaron que la plaga reapareciera tras décadas de erradicación, poniendo en duda la eficacia de las autoridades.
El acuerdo alcanzado, según la Secretaría, incluye reforzar la vigilancia en la frontera sur, aplicar desparasitantes y usar moscas estériles para controlar la población del insecto. También se contempla permitir vuelos fumigadores estadounidenses, una concesión que ha generado críticas por ceder soberanía en el manejo de la crisis.
La presidenta Sheinbaum calificó de “excesiva” la presión de Estados Unidos, insistiendo en que México no será “piñata” en medio de las tensiones electorales del vecino país. No obstante, la realidad es que las exportaciones de ganado, que en 2023 superaron los 3 mil millones de dólares, estuvieron en riesgo, afectando a miles de ganaderos mexicanos.
El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) ha sido señalado por recortes presupuestales que debilitaron su capacidad de respuesta. La detección tardía de casos en Chiapas y Campeche evidencia fallas en la vigilancia, mientras el ganado ilegal procedente de Centroamérica sigue siendo un foco de infección.
A pesar del acuerdo, la amenaza persiste. La plaga, que puede transmitirse a humanos en casos extremos, ya cobró la vida de una mujer en Chiapas hace semanas. Esto ha encendido las alarmas sobre la verdadera magnitud del problema y la capacidad del gobierno para contenerlo.
El sector ganadero, principal afectado, exige cerrar temporalmente la frontera con Guatemala y Belice para evitar más contagios. Mientras tanto, las tensiones comerciales con Estados Unidos, agravadas por amenazas arancelarias de Trump, mantienen en vilo a una industria clave para la economía mexicana.
El gobierno celebra el acuerdo como un logro, pero las dudas permanecen. ¿Realmente se ha controlado la plaga, o solo se ha pospuesto una crisis mayor? La respuesta, por ahora, sigue en el aire, mientras los ganaderos enfrentan incertidumbre y el país lidia con las consecuencias de una vigilancia sanitaria cuestionada.

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México logra acuerdo con EE.UU. para frenar el gusano barrenador, pero ¿a qué costo?
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