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La Ley Silla no impacta a los restauranteros, pero genera dudas sobre su aplicación

La Ley Silla, que entró en vigor el pasado 17 de junio, obliga a los negocios a proporcionar sillas con respaldo a sus empleados para descansos durante la jornada laboral. En el sector restaurantero, esta medida no representa un costo significativo, pero ha generado incertidumbre sobre cómo implementarla en espacios reducidos como cocinas o áreas de atención al cliente.
Según la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), los costos asociados a la adquisición de sillas son mínimos, ya que muchos negocios ya cuentan con este mobiliario. Sin embargo, la preocupación radica en la falta de claridad sobre cómo cumplir con la norma sin afectar la operación diaria.
En México, existen más de 566,000 restaurantes, de acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas. La Ley Silla aplica a todos los sectores, pero en el caso de los restaurantes, los dueños se preguntan si las sillas deben colocarse en áreas específicas, como cocinas, donde el espacio es limitado y podría representar un riesgo.
Giulliano Lopresti, CEO de Grupo Quebracho, señaló que la norma carece de precisiones. Por ejemplo, no está claro si los descansos deben seguir horarios estrictos o si las sillas deben estar disponibles en todo momento, incluso en áreas donde no son prácticas.
En Quintana Roo, los restauranteros no afiliados a Canirac han expresado su preocupación. Temen que la nueva medida pueda reducir sus ingresos hasta en un 20%, afectando no solo a los negocios, sino también a proveedores y trabajadores del entretenimiento, como músicos.
Canirac, por su parte, ha iniciado capacitaciones en regiones como Quintana Roo para orientar a los restauranteros sobre cómo adaptarse a la Ley Silla. La cámara busca que los negocios cumplan con la norma sin comprometer su operatividad ni incurrir en multas.
Las sanciones por incumplimiento de la Ley Silla oscilan entre 25,000 y 28,000 pesos, lo que ha llevado a algunos empresarios a cuestionar su viabilidad. La norma busca mejorar las condiciones laborales, pero su implementación práctica sigue siendo un desafío.
A pesar de las dudas, la industria restaurantera reconoce que la Ley Silla podría beneficiar la salud de los trabajadores. Permanecer de pie durante largas jornadas puede causar problemas como várices o lesiones lumbares, según estudios médicos.
Los restauranteros tienen un plazo de seis meses para ajustar sus reglamentos internos y garantizar el cumplimiento. Mientras tanto, la incertidumbre persiste, especialmente en negocios pequeños con menos recursos para adaptarse.
La Ley Silla representa un avance en la protección de los derechos laborales, pero su éxito dependerá de cómo se resuelvan las dudas operativas. Por ahora, el sector restaurantero busca un equilibrio entre cumplir la norma y mantener su productividad.

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