El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pronunció un discurso contundente tras un desfile militar en Washington D.C., donde dejó claro que cualquier amenaza contra su país tendrá consecuencias severas. En un evento cargado de simbolismo, Trump aseguró que los enemigos de Estados Unidos enfrentarán la fuerza de su ejército, una advertencia directa a quienes busquen desafiar a la nación.
El desfile, que marcó el 250 aniversario del Ejército estadounidense, contó con la participación de más de 6,000 soldados, 128 tanques y un espectáculo aéreo que recorrió la Avenida Pensilvania. Este evento, realizado bajo una lluvia ligera, fue una demostración del poderío militar que Trump había intentado organizar desde su primer mandato, inspirado por un desfile en París en 2017.
En su discurso, Trump destacó la historia del ejército de Estados Unidos, afirmando que ha derrotado imperios y tiranos a lo largo de los años. Sus palabras, llenas de un tono patriótico, enfatizaron que las fuerzas armadas han hecho retroceder incluso a los enemigos más temidos, asegurando que cualquier amenaza al pueblo estadounidense será respondida con una derrota “segura y absoluta”.
El evento no estuvo exento de controversia. Mientras Trump elogiaba a las tropas, miles de manifestantes salieron a las calles en varias ciudades del país para protestar contra sus políticas, especialmente las redadas migratorias. En Los Ángeles, las manifestaciones escalaron a enfrentamientos violentos, con la policía utilizando gases lacrimógenos y proyectiles de control de multitudes contra los protestantes.
El desfile, que coincidió con el 79 cumpleaños de Trump, también incluyó la juramentación de 250 nuevos reclutas y un espectáculo de fuegos artificiales. Sin embargo, la asistencia fue menor a la esperada, con amplios espacios vacíos entre los espectadores, posiblemente debido al clima y la amenaza de tormentas eléctricas.
Críticos han señalado que el desfile, con un costo estimado de hasta 45 millones de dólares, fue un proyecto personal de Trump, cuestionando el uso de recursos públicos para un evento considerado por algunos como una muestra de vanidad. Estas críticas se suman a las tensiones por el despliegue de marines en Los Ángeles para custodiar edificios federales durante las protestas.
En el contexto internacional, el evento se desarrolló en medio de un conflicto creciente entre Israel e Irán, lo que ha generado preocupaciones sobre la posibilidad de que Estados Unidos se vea involucrado en una escalada militar. Trump, sin embargo, ha insistido en que busca evitar un conflicto directo, aunque sus palabras beligerantes sugieren una postura firme.
El desfile también sirvió como plataforma para que Trump reforzara su imagen de líder fuerte, destacando la capacidad militar de su país. Acompañado por figuras como el cantante Lee Greenwood, el evento buscó proyectar una imagen de unidad y poder, aunque las divisiones internas en Estados Unidos permanecen evidentes.
A pesar de las críticas, Trump defendió la realización del desfile, argumentando que otros países celebran sus victorias militares y que Estados Unidos debía hacer lo mismo. Sus palabras resonaron entre los asistentes, aunque las protestas en otras partes del país reflejaron un ambiente de polarización.
El mensaje de Trump, centrado en la fuerza militar y la seguridad nacional, subraya su enfoque en política exterior y doméstica, mientras el país enfrenta desafíos internos y externos. El desfile, aunque impresionante, dejó en claro las profundas divisiones que persisten en la sociedad estadounidense.