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Coyame clama por ayuda: la carretera a Ojinaga, un peligro olvidado por el gobierno federal

En el corazón de Chihuahua, el municipio de Coyame del Sotol enfrenta una crisis que pone en riesgo la vida de sus habitantes. La carretera que conecta esta localidad con Ojinaga, vital para la región, se encuentra en un estado deplorable. Armando Reyes, presidente municipal, ha lanzado un grito de auxilio al gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum, para que intervenga de una vez por todas.
La vía, llena de baches y deteriorada, no solo complica el traslado de personas y mercancías, sino que también es escenario de constantes accidentes. Los esfuerzos locales por mantenerla en condiciones mínimas no son suficientes. Reyes ha señalado que la falta de apoyo del gobierno central agrava la situación, dejando a Coyame en el abandono.
El impacto económico es innegable. Sin una carretera segura, las actividades económicas de la región, como el comercio y el turismo, se ven severamente limitadas. Los habitantes de Coyame sueñan con desarrollar proyectos que impulsen su municipio, pero la precaria infraestructura los mantiene atrapados en el rezago.
El alcalde ha insistido en que han buscado el respaldo federal en múltiples ocasiones, pero las respuestas brillan por su ausencia. La burocracia y la indiferencia desde la capital han obligado al municipio a considerar asumir los costos de las reparaciones, una carga que no debería recaer en un gobierno local con recursos limitados.
La seguridad en la carretera es otro tema crítico. Los accidentes son frecuentes, y la falta de mantenimiento incrementa los riesgos para quienes transitan por esta ruta. Conductores y pasajeros enfrentan diariamente el temor de no llegar a su destino debido al mal estado de la vía.
A pesar de las adversidades, Coyame no se rinde. La alcaldía ha implementado iniciativas para promover el turismo y atraer visitantes, pero sin una carretera en condiciones, estos esfuerzos son casi imposibles. La región cuenta con un enorme potencial, pero necesita infraestructura básica para despegar.
Reyes ha dejado claro que, si el gobierno federal sigue ignorando sus peticiones, el municipio buscará soluciones por su cuenta. Sin embargo, esta determinación no oculta la frustración de una comunidad que se siente olvidada por las autoridades nacionales, quienes parecen más enfocadas en promesas que en acciones concretas.
La carretera Coyame-Ojinaga no es solo un camino de asfalto; es la arteria que podría conectar a esta región con el progreso. Mientras el gobierno federal no actúe, los habitantes de Coyame seguirán pagando el precio de la indiferencia con su seguridad y su futuro.

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