La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo emprendió su viaje a Canadá para asistir a la Cumbre del G7, un evento que reúne a las principales economías del mundo. A diferencia de otros líderes, Sheinbaum optó por viajar en un vuelo comercial, destacando su compromiso con la austeridad que tanto pregona el gobierno de Morena. Desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la mandataria compartió imágenes de su partida, saludando a pasajeros y tripulación.
El vuelo, operado por Air Canada, partió a las 06:30 horas con destino a Vancouver, donde Sheinbaum hará una escala de 90 minutos antes de continuar hacia Calgary. La llegada está programada para las 15:30 horas, en un trayecto que subraya su decisión de no usar aviones privados, una práctica común entre líderes mundiales. Este gesto busca reforzar la imagen de un gobierno que dice priorizar la austeridad, aunque no está exento de críticas.
La Cumbre del G7, que se celebra del 15 al 17 de junio en Kananaskis, Alberta, es el tercer viaje internacional de Sheinbaum desde que asumió la presidencia el 1 de octubre de 2024. México participa como país invitado, una oportunidad que el gobierno de Morena busca aprovechar para proyectar su influencia en el escenario global. Sin embargo, la decisión de viajar en un vuelo comercial ha generado opiniones divididas: algunos aplauden la austeridad, mientras otros cuestionan si es una estrategia de imagen.
Durante su estancia en Canadá, Sheinbaum tiene una agenda cargada. El martes 17 de junio, participará en la foto oficial del G7 a las 11:20 horas y sostendrá una reunión trilateral con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa. También está programada una reunión bilateral con el primer ministro de India, Narendra Modi, para discutir temas de cooperación.
Uno de los momentos más esperados es su primer encuentro cara a cara con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, programado para el martes a las 15:40 horas. Sheinbaum ha declarado que defenderá los derechos de los migrantes mexicanos, insistiendo en que “no son criminales” y destacando su contribución a la economía estadounidense. Este encuentro ocurre en un contexto de tensiones por las recientes redadas migratorias en Estados Unidos.
La presidenta también se reunirá con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, quien la invitó personalmente a la cumbre. La relación con Canadá es clave, especialmente por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que enfrenta posibles renegociaciones en 2026. Sheinbaum ha reiterado su compromiso con defender el tratado, aunque las posturas proteccionistas de Trump podrían complicar las discusiones.
Acompañada por el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, y el jefe de la Unidad para América del Norte, Roberto Velasco, Sheinbaum busca posicionar a México como un actor relevante en el G7. Su participación incluye sesiones plenarias sobre temas globales como la guerra en Ucrania y las tensiones entre Israel e Irán, que dominan la agenda internacional.
El viaje de Sheinbaum no ha pasado desapercibido en México. Mientras la Secretaría de Gobernación, a cargo de Rosa Icela Rodríguez, cubre las conferencias matutinas en su ausencia, las redes sociales debaten si su decisión de viajar en vuelo comercial es un acto genuino de austeridad o una maniobra para ganar simpatías. Las críticas señalan que estas acciones podrían desviar la atención de problemas internos como la inseguridad.
La presencia de Sheinbaum en el G7 es una oportunidad para que México eleve su voz en un foro dominado por potencias económicas. Sin embargo, su enfoque en la defensa de los migrantes y el T-MEC estará bajo escrutinio, especialmente ante las políticas de Trump. La cumbre será un escenario para medir la capacidad de la presidenta para manejar relaciones internacionales en un contexto complejo.
El viaje también resalta el contraste con el gobierno anterior, que evitaba foros como el G7. Sheinbaum busca proyectar una imagen de liderazgo activo, pero el desafío será traducir estas apariciones internacionales en beneficios concretos para México, mientras enfrenta críticas internas por las prioridades de su administración.