La presidenta Claudia Sheinbaum partió rumbo a la Cumbre del G7 en Kananaskis, Canadá, un evento que reúne a las potencias económicas del mundo. Invitada por el primer ministro canadiense Mark Carney, la mandataria mexicana busca hacerse un espacio en la política global, pero su viaje no está exento de controversias.
Sheinbaum viajó en avión comercial, haciendo escala por la falta de vuelos directos, un gesto que algunos ven como un intento de proyectar austeridad. Sin embargo, críticos señalan que este viaje podría ser más un espectáculo mediático que una estrategia sólida para defender los intereses de México en el escenario internacional.
El G7, conformado por Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Japón, abordará temas como la guerra en Ucrania, tensiones comerciales y la crisis entre Israel e Irán. México, como invitado especial, no tiene voto, pero Sheinbaum planea aprovechar las reuniones bilaterales para posicionar al país, aunque las expectativas reales de impacto son cuestionadas.
Uno de los puntos más polémicos es la posible reunión con Donald Trump, presidente de Estados Unidos, confirmada para el martes 17 de junio. Este encuentro, el primero cara a cara entre ambos, se da en medio de tensiones por los aranceles impuestos por Trump y las redadas migratorias en Los Ángeles, que han afectado a comunidades mexicanas.
Sheinbaum ha dicho que defenderá “dignamente” a los mexicanos, pero sus críticos dudan de su capacidad para negociar con un líder como Trump, conocido por su estilo confrontacional. Temas como el T-MEC, la migración y las remesas estarán sobre la mesa, pero no está claro si México logrará avances concretos o solo promesas vacías.
Además de Trump, la presidenta se reunirá con el primer ministro de India, Narendra Modi, y con Mark Carney, anfitrión de la cumbre. Estas reuniones bilaterales buscan fortalecer lazos comerciales y diplomáticos, pero analistas advierten que México podría quedar relegado a un papel secundario en un foro dominado por las grandes potencias.
La ausencia de Sheinbaum en México durante el 16 y 17 de junio deja a Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, al frente de las conferencias matutinas. Este viaje, que algunos ven como una oportunidad para elevar el perfil internacional de la presidenta, también genera dudas sobre si las prioridades nacionales quedarán en segundo plano.
Mientras Sheinbaum debuta en este foro de élite, en México persisten problemas urgentes: inseguridad, crisis económica y tensiones políticas. La presidenta asegura que su participación en el G7 traerá beneficios, pero el escepticismo crece entre quienes ven este viaje como una distracción de los retos internos.