La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) anunció el inicio de mesas de diálogo para reformar su Estatuto Universitario, en respuesta a las crecientes demandas estudiantiles. Este movimiento surge tras más de un mes de paros en diversos campus, donde los alumnos exigen cambios profundos en la gobernanza de la institución.
El Consejo Universitario, máximo órgano de la UAEMex, busca abordar las inquietudes de los estudiantes, quienes han señalado opacidad en procesos como la elección de rectoría. Entre las propuestas está la modificación del artículo 43, que actualmente permite sanciones severas por manifestaciones, lo que ha sido criticado como una herramienta para reprimir protestas.
Los estudiantes, organizados en el Enjambre Estudiantil Unificado, han mantenido una postura firme. Rechazan la consulta en línea propuesta por la universidad, argumentando que no garantiza una participación democrática real. Aseguran que las decisiones se toman a puerta cerrada, sin considerar sus voces.
La reforma también contempla cambios en los artículos relacionados con la elección de rectoría, proponiendo un voto directo y secreto para estudiantes, docentes y administrativos. Sin embargo, los alumnos consideran que estas medidas son insuficientes y exigen una reposición total del proceso electoral.
El paro, que lleva 42 días, ha afectado a más de 20 espacios académicos. Algunas facultades han comenzado a reanudar actividades, pero la mayoría permanece cerrada. Los estudiantes denuncian presiones y amenazas contra quienes mantienen la protesta, lo que tensa aún más el ambiente.
Las autoridades universitarias insisten en que la consulta, abierta hasta el 18 de junio, es un esfuerzo por democratizar la institución. Sin embargo, la falta de interlocución directa con los estudiantes ha generado escepticismo sobre la efectividad de estas mesas de diálogo.
El movimiento estudiantil no solo busca cambios en el Estatuto, sino también garantizar que no haya represalias contra los manifestantes. La UAEMex enfrenta una crisis institucional que pone a prueba su capacidad para responder a las demandas de su comunidad.
El desenlace de este conflicto podría marcar un precedente para otras universidades públicas en México. La pregunta sigue en el aire: ¿lograrán las mesas de diálogo resolver las tensiones o solo prolongarán una crisis que parece no tener fin?