La presidenta Claudia Sheinbaum ha desatado una nueva polémica con una propuesta que busca transformar a la Guardia Nacional en una fuerza militar lista para combatir en conflictos bélicos. Según su iniciativa, los agentes de esta corporación podrían ser enviados a guerras, una medida que ha generado críticas por su impacto en la seguridad interna del país.
La propuesta, enviada al Congreso, incluye cambios drásticos en la Ley de la Guardia Nacional, que ahora estaría bajo el control total de la Secretaría de la Defensa Nacional. Esto refuerza la militarización de la seguridad pública, un camino que el gobierno de Morena ha impulsado desde hace años, ignorando las voces que advierten sobre los riesgos de esta estrategia.
Uno de los puntos más controvertidos es el castigo para los desertores. La iniciativa plantea penas de hasta 60 años de prisión para los agentes que abandonen sus funciones en tiempos de guerra. Este endurecimiento ha sido calificado como desproporcionado por expertos, quienes señalan que podría desmotivar a los elementos de la Guardia Nacional.
Críticos del gobierno aseguran que esta reforma busca consolidar el poder militar en manos de la Presidencia, debilitando los contrapesos democráticos. La oposición ha acusado a Sheinbaum de seguir los pasos de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, en la centralización del control sobre las fuerzas de seguridad.
Organizaciones de derechos humanos han levantado la voz, alertando que enviar a la Guardia Nacional a conflictos bélicos podría agravar la crisis de violencia en México. La corporación, creada para garantizar la seguridad ciudadana, estaría desviando recursos y personal de las tareas urgentes en el país, como el combate al crimen organizado.
Además, la propuesta llega en un contexto de tensiones con Estados Unidos, donde el gobierno de Donald Trump ha presionado a México para reforzar la seguridad fronteriza. Algunos analistas sugieren que esta iniciativa podría ser una respuesta a las demandas externas, sacrificando la soberanía nacional.
El debate en el Congreso promete ser intenso, con Morena y sus aliados defendiendo la reforma, mientras que la oposición intenta frenar lo que consideran un paso hacia el autoritarismo. La sociedad civil, por su parte, exige transparencia y un análisis profundo antes de aprobar cambios tan radicales.
Mientras tanto, la ciudadanía se pregunta si esta medida realmente fortalecerá la seguridad o si, por el contrario, profundizará la militarización y la incertidumbre en un país ya golpeado por la violencia. La decisión final está en manos de los legisladores, pero el futuro de la Guardia Nacional ya genera preocupación.