Un juez federal fue encontrado sin vida en el Estado de México, en un hecho que ha desatado alarma y especulaciones. Everardo Maya Arias, juez Tercero de Distrito en Materia de Amparo, fue hallado muerto dentro de una camioneta con un disparo en la cabeza. El macabro descubrimiento ocurrió en un camino de terracería en Zinacantepec, cerca del panteón de Santa Cruz Cuauhtenco.
El cuerpo del juez estaba en una camioneta blanca Volkswagen, con placas NE9087C. Junto a él, las autoridades encontraron un arma de fuego, pero aún no se determina si se trató de un homicidio o un acto de autoagresión. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México ya inició una carpeta de investigación para esclarecer los hechos.
Everardo Maya Arias no era un juez cualquiera. Su trayectoria lo colocó en el centro de casos de alto perfil, como el de José Luis Abarca, exalcalde de Iguala implicado en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Maya Arias otorgó un amparo a Abarca, lo que generó controversia y críticas en su momento.
El mismo fin de semana, otro hecho violento sacudió al Estado de México. Patricio Reyes Landa, alias “El Pato”, un presunto sicario ligado al caso Ayotzinapa, fue asesinado en Jilotepec. Su cuerpo presentaba múltiples lesiones, y se sospecha que fue interceptado por hombres encapuchados.
La coincidencia de estas muertes ha levantado sospechas. Ambos casos, relacionados con Ayotzinapa, ocurrieron en el mismo estado y con apenas un día de diferencia. Las autoridades no han confirmado si existe un vínculo, pero la sombra de la venganza o el ajuste de cuentas planea sobre las investigaciones.
La inseguridad en el Estado de México sigue siendo un tema candente. El asesinato de un juez federal, figura clave en el sistema judicial, pone en evidencia la fragilidad de la seguridad para quienes imparten justicia. La falta de claridad en las investigaciones solo alimenta la desconfianza.
El caso de Maya Arias se suma a una lista de agravios contra el Poder Judicial. En 2016, otro juez federal, Vicente Bermúdez, fue asesinado en Metepec, también en el Estado de México. Estos hechos reflejan un patrón preocupante de violencia contra jueces que manejan casos sensibles.
Mientras las autoridades mexiquenses resguardan la escena del crimen, la sociedad exige respuestas. La muerte de un juez y un presunto criminal en el mismo contexto temporal y geográfico no puede pasar desapercibida. La justicia, una vez más, está en el ojo del huracán.

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Asesinato de juez federal en Edomex sacude al país: ¿venganza por casos de Ayotzinapa?
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