Este domingo comenzó la Cumbre del G7 en Kananaskis, Alberta, Canadá, en un contexto de alta tensión por conflictos militares y comerciales. Los líderes de las mayores potencias económicas del mundo se reúnen en las Montañas Rocosas, pero el panorama está dominado por la escalada de ataques entre Israel e Irán, la guerra en Ucrania y las políticas arancelarias de Donald Trump.
La cumbre, organizada por el primer ministro canadiense Mark Carney, reúne a los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. También asisten invitados especiales, como los presidentes de México, India, Ucrania, Brasil, Sudáfrica, Corea del Sur, Australia y Emiratos Árabes Unidos, lo que amplía la discusión a temas globales críticos.
El conflicto en Medio Oriente, con ataques recientes de Israel a instalaciones iraníes y la respuesta de Teherán, ha generado preocupación mundial. Líderes como el primer ministro británico Keir Starmer han enfatizado la urgencia de desescalar la crisis, mientras refuerzos militares británicos ya se dirigen a la región.
Por otro lado, la guerra en Ucrania sigue siendo un tema central. El presidente Volodímir Zelenski, presente en la cumbre, busca reforzar el apoyo militar y económico para Kiev. Su reunión con Trump, tras un encuentro previo en la Oficina Oval, será clave para definir el respaldo de Estados Unidos en el conflicto.
Las tensiones comerciales también ocupan un lugar destacado. Los aranceles impuestos por Trump a países como México, Canadá y China han encendido alarmas sobre una posible recesión global. La cumbre intentará abordar estas políticas, aunque las diferencias entre los líderes dificultan un consenso claro.
México, representado por la presidenta Claudia Sheinbaum, llega con una agenda centrada en comercio y migración. Se espera que Sheinbaum sostenga un encuentro con Trump para discutir los aranceles al acero y aluminio, la protección de mexicanos en Estados Unidos y temas de seguridad, aunque la reunión aún no está confirmada.
La cumbre, que se extenderá hasta el martes, enfrenta el reto de coordinar respuestas a múltiples crisis sin un comunicado conjunto, algo que refleja las profundas divisiones entre los líderes. Las reuniones bilaterales, como la de Trump con Carney, podrían ser decisivas para abordar las fricciones comerciales en Norteamérica.
El escenario global se complica aún más por la postura de Trump, quien busca reducir el rol de Estados Unidos como líder mundial. Esto ha generado incertidumbre sobre el futuro de las alianzas tradicionales y la capacidad del G7 para influir en el rumbo político y económico del planeta.
En este contexto, la cumbre también abordará temas como el cambio climático, la ciberseguridad y los incendios forestales, que afectan directamente a Alberta. Sin embargo, la falta de unidad entre los líderes podría limitar los avances en estas áreas cruciales.
La Cumbre del G7 de 2025, que marca el 50 aniversario del grupo, se perfila como un momento definitorio. Con un mundo más volátil que nunca, las decisiones tomadas en Kananaskis podrían reconfigurar las dinámicas globales en los próximos años.