Este sábado, Washington D.C. fue escenario de un desfile militar sin precedentes para conmemorar los 250 años del Ejército de Estados Unidos. El evento, que coincidió con el 79 cumpleaños del presidente Donald Trump, reunió a unos 6,000 soldados, tanques Abrams, helicópteros, aviones y paracaidistas en la capital estadounidense. Trump defendió la iniciativa, asegurando que era hora de que el país celebrara sus victorias militares, al igual que lo hacen otras naciones.
El desfile, que tuvo lugar en la emblemática explanada del National Mall, incluyó una exhibición de más de dos horas con unidades históricas y armamento moderno. Miles de personas se congregaron para presenciar el espectáculo, que contó con estrictas medidas de seguridad debido a la amenaza de lluvias que finalmente no se materializó. El evento culminó con un espectáculo de fuegos artificiales, marcando el cierre de una jornada cargada de simbolismo.
En su discurso, Trump elogió al Ejército como la fuerza más grande, temible y valiente que ha existido. Repasó momentos históricos como las batallas de Sicilia, Filipinas e Irak, destacando el coraje y sacrificio de los soldados. El presidente afirmó que este tipo de celebraciones son necesarias para honrar el legado militar de Estados Unidos y proyectar su poder en el escenario global.
Sin embargo, la realización del desfile no estuvo exenta de controversia. Críticos han señalado su costo, estimado en más de 45 millones de dólares, como un gasto excesivo en un contexto de tensiones internas y externas. Además, la coincidencia con el cumpleaños de Trump y el Día de la Bandera generó críticas de quienes consideran que el evento tuvo un trasfondo personalista, alejado de la tradición democrática estadounidense.
El desfile se llevó a cabo en medio de protestas masivas en todo el país contra las políticas migratorias de Trump. Bajo el lema “No Kings” (No a los reyes), miles de manifestantes salieron a las calles en ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago. Las protestas, que transcurrieron de forma pacífica, denunciaron lo que muchos perciben como un giro autoritario del presidente, especialmente tras el envío de tropas federales a Los Ángeles para responder a manifestaciones previas.
El evento también se desarrolló en un contexto de tensiones internacionales, con el conflicto entre Irán e Israel amenazando con escalar. Trump aseguró que buscará evitar a toda costa que Estados Unidos se vea arrastrado a un conflicto en Oriente Medio. Sin embargo, sus palabras no lograron apaciguar las críticas de quienes ven en el desfile un intento de consolidar su imagen como líder indiscutible.
A diferencia de otros países donde los desfiles militares son comunes, en Estados Unidos este tipo de demostraciones son raras. El último evento comparable ocurrió en 1991, tras la Guerra del Golfo. La decisión de Trump de organizar un desfile de esta magnitud ha reavivado el debate sobre el papel de las Fuerzas Armadas en la política interna y su uso como herramienta de proyección personal.
Organizaciones civiles y figuras públicas han expresado su preocupación por lo que consideran una politización del Ejército. Algunos manifestantes, como los reunidos en Palm Beach, Florida, cerca de la residencia de Trump en Mar-a-Lago, destacaron la necesidad de proteger la democracia frente a lo que perciben como un culto a la personalidad del presidente. Estas críticas se intensificaron tras la participación de celebridades como Mark Ruffalo y Susan Sarandon en las protestas.
A pesar de las controversias, el desfile atrajo a numerosos espectadores que celebraron el despliegue militar. Vendedores ofrecieron artículos conmemorativos del aniversario del Ejército, mientras que otros comercializaban mercancía con la imagen de Trump. La polarización en torno al evento refleja las profundas divisiones en la sociedad estadounidense, marcadas por el debate sobre el liderazgo de Trump y sus políticas.
La jornada dejó imágenes impresionantes de tanques y helicópteros cruzando las calles de Washington, pero también de pancartas y cánticos de protesta. Mientras Trump busca proyectar fuerza y unidad, el país permanece dividido, con el desfile militar como un nuevo capítulo en una era de tensiones políticas y sociales.

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Trump celebra su cumpleaños con un desfile militar que divide a Estados Unidos
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