Un nuevo fin de semana de terror azotó Veracruz, dejando un saldo de siete personas asesinadas desde el viernes, en una escalada de violencia que parece no dar tregua. Los hechos, ocurridos en distintos puntos del estado, han generado alarma entre la población, que vive bajo la constante amenaza de la inseguridad.
En Coatzacoalcos, uno de los municipios más golpeados, las autoridades reportaron el asesinato de un hombre el viernes por la noche. El cuerpo, encontrado en la colonia Paraíso, presentaba signos de tortura, lo que apunta a un posible ajuste de cuentas. Horas después, en la misma ciudad, dos personas más fueron halladas sin vida, amordazadas y con heridas de arma blanca.
La violencia no se limitó al sur del estado. En Poza Rica, un ataque armado en un bar dejó dos víctimas fatales. Testigos relataron que hombres armados irrumpieron en el lugar y dispararon sin piedad, desatando el pánico entre los presentes. Las autoridades locales no han reportado avances en la captura de los responsables.
En Xalapa, otro homicidio sacudió a la población. Un hombre fue encontrado sin vida en una calle céntrica, con impactos de bala. La falta de información oficial sobre este caso ha incrementado la incertidumbre entre los habitantes, quienes exigen respuestas claras.
El sábado, en el municipio de Córdoba, un empresario fue ejecutado en su propio negocio. Este caso, que también dejó a un menor herido, ha sido uno de los más sonados del fin de semana. La comunidad empresarial de la zona ha expresado su preocupación por el aumento de la violencia dirigida a este sector.
La gobernadora Rocío Nahle, en medio de la crisis, anunció la apertura de carpetas de investigación para esclarecer los hechos. Sin embargo, sus declaraciones no han calmado a una población que percibe un vacío en las estrategias de seguridad. La inacción del gobierno estatal frente a la delincuencia organizada es cada vez más cuestionada.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública coloca a Veracruz entre los estados con mayor incidencia de homicidios dolosos. En lo que va del 2025, los números no mienten: la entidad acumula cientos de asesinatos, y la percepción de inseguridad sigue en aumento.
Este nuevo episodio de violencia refleja un problema estructural que no parece tener fin. Mientras los ciudadanos claman por medidas efectivas, los hechos delictivos continúan golpeando sin distinción. La pregunta que resuena en Veracruz es: ¿hasta cuándo seguirá esta pesadilla?

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Siete asesinatos en un fin de semana: la violencia sacude Veracruz sin control
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