En Guadalajara, la marcha partió del Andador Alcalde y Juárez rumbo a la Glorieta Minerva, bajo el lema “Mi cuerpo, mi identidad, mi orgullo”. Más de 200 mil personas participaron, según estimaciones, en una de las movilizaciones más grandes en la historia de la ciudad. Carros alegóricos, música y vestimentas vibrantes llenaron las principales avenidas, consolidando a la Perla Tapatía como un epicentro de la celebración.
Sinaloa también se unió a la conmemoración con una marcha en Culiacán que destacó por su carácter festivo y familiar. Desde la Lomita hasta la Plazuela Obregón, los asistentes exigieron respeto e igualdad, acompañados por presentaciones de drag queens y artistas locales. El evento incluyó un bazar con emprendedores de la comunidad, stands informativos y un ambiente de unidad.
En Puebla, la capital del estado acogió una marcha multitudinaria que partió del Parque Juárez. Cerca de 5 mil personas participaron, portando pancartas y banderas arcoíris. Este año, la movilización rindió homenaje al exmagistrade Ociel Baena Saucedo, asesinado hace dos años, con mensajes políticos que resonaron entre los asistentes.
Chiapas no se quedó atrás, con una marcha en Tuxtla Gutiérrez que reunió a miles desde el Parque Bicentenario. Organizada por colectivos locales, la movilización recorrió las principales calles de la ciudad, promoviendo la inclusión y el respeto a la diversidad. Un desfile lleno de música y color cerró la jornada, dejando un mensaje de esperanza.
Estas marchas reflejan el crecimiento del movimiento LGBTQ+ en México, que combina celebración con protesta. Aunque el ambiente fue festivo, los participantes no dejaron de lado las demandas de justicia, seguridad y reconocimiento de derechos. En cada ciudad, los organizadores destacaron la importancia de visibilizar a la comunidad.
En Guadalajara, la segunda marcha del mes, conocida como Pride, incluyó un festival gratuito con artistas reconocidos en redes sociales y realities. La polémica por el cobro de boletos en ediciones anteriores quedó atrás, y el evento se consolidó como un espacio abierto para todos. La música y el baile cerraron una jornada histórica.
En los estados participantes, las marchas también sirvieron como plataforma para denunciar la discriminación y la violencia que aún enfrentan las personas LGBTQ+. En Puebla, por ejemplo, se recordaron los retos en comunidades tradicionales, mientras que en Chiapas se destacó la lucha por la inclusión en contextos indígenas.
La diversidad de las movilizaciones mostró la riqueza cultural de cada región, con expresiones artísticas y mensajes adaptados a las realidades locales. Desde carros alegóricos hasta performances de drag queens, las marchas combinaron creatividad con un llamado a la igualdad.
El Orgullo 2025 en México sigue consolidándose como un movimiento vibrante que no solo celebra, sino que también exige cambios profundos. Las calles de Guadalajara, Sinaloa, Puebla y Chiapas se convirtieron en un escenario de resistencia y alegría, marcando un paso más hacia una sociedad más inclusiva.