Miles de personas han tomado las calles de Los Ángeles para protestar contra las redadas migratorias impulsadas por el gobierno de Donald Trump, desatando un caos que ha escalado a enfrentamientos violentos con las autoridades. Las manifestaciones, que comenzaron el 6 de junio, reflejan la indignación de comunidades afectadas por las detenciones masivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La respuesta policial ha generado controversia, con reportes de uso excesivo de la fuerza que han intensificado el conflicto.
Las protestas, bautizadas como “No a los reyes”, se han concentrado en el centro de la ciudad, especialmente frente al Edificio Federal Edward R. Roybal. Los manifestantes, muchos portando banderas de México, Honduras y El Salvador, exigen el fin de las redadas y la presencia de la Guardia Nacional. Algunos han recurrido a lanzar piedras, botellas y fuegos artificiales, mientras que la policía ha desplegado balas de goma, gas lacrimógeno y porras de espuma, dejando un saldo de heridos y arrestos.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, ha condenado la violencia, asegurando que quienes protestan de manera pacífica tienen derecho a hacerlo, pero no tolerará actos de vandalismo. Bass ha criticado las redadas, afirmando que “esta es una ciudad de inmigrantes” y ha pedido a Trump que detenga estas operaciones. Sin embargo, el presidente ha defendido su postura, argumentando que las tropas federales son necesarias para evitar que la ciudad “arde hasta los cimientos”.
El despliegue de la Guardia Nacional, autorizado por Trump sin el consentimiento del gobernador de California, Gavin Newsom, ha generado una fuerte controversia. Newsom calificó la acción como una “violación grave a la soberanía estatal” y ha iniciado acciones legales para frenar la militarización. Este movimiento, el primero de su tipo desde 1965, ha encendido el debate sobre el uso de fuerzas federales en asuntos internos.
Los enfrentamientos han dejado imágenes impactantes: vehículos Waymo incendiados, grafitis en edificios del centro y carreteras bloqueadas, incluyendo la autopista US 101. Aunque la mayoría de las protestas han sido pacíficas, los incidentes violentos han dominado la narrativa, con reportes de periodistas heridos, como una reportera australiana alcanzada por una bala de goma mientras cubría los hechos.
La tensión no se limita a Los Ángeles. Las protestas se han extendido a ciudades como Nueva York, Chicago, Austin y San Francisco, donde miles han salido a las calles con pancartas que exigen el fin de las deportaciones. En Austin, cuatro policías resultaron heridos tras enfrentamientos con manifestantes, mientras que en San Francisco se reportaron más de 150 arrestos. Estas movilizaciones recuerdan las marchas de 2006 por los derechos de los inmigrantes.
Organizaciones de inmigrantes y sindicatos han convocado a una megamarcha en Los Ángeles para el 14 de junio, coincidiendo con el cumpleaños de Trump y el aniversario del Ejército de Estados Unidos. Bajo el lema “No Kings Day”, buscan enviar un mensaje claro contra las políticas migratorias. Sin embargo, Trump ha amenazado con invocar la Ley de Insurrección para disolver las protestas, lo que podría escalar aún más el conflicto.
La situación ha generado un debate nacional sobre la inmigración, el uso de la fuerza y los límites del poder presidencial. Mientras algunos acusan a Trump de exacerbar la crisis, otros critican la respuesta violenta de algunos manifestantes. En medio de este caos, Los Ángeles se mantiene como el epicentro de una lucha que refleja las profundas divisiones en Estados Unidos.
A pesar de la tensión, eventos como el partido de México contra República Dominicana en la Copa Oro 2025, celebrado en el SoFi Stadium, han mostrado que la vida en la ciudad continúa. Sin embargo, la incertidumbre persiste, con reportes de un posible toque de queda en el centro y la amenaza de más enfrentamientos en los próximos días.
La comunidad latina, una de las más afectadas, sigue resistiendo, mientras las autoridades locales y federales luchan por controlar una situación que parece lejos de resolverse. Los Ángeles, conocida por su diversidad y combatividad, enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia reciente.

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Los Ángeles bajo tensión: Miles protestan contra redadas migratorias y la policía responde con violencia
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