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El Ejército de EU adelanta su desfile en Washington por amenaza de lluvia y enciende la polémica

El desfile militar que conmemora los 250 años del Ejército de Estados Unidos en Washington, programado para este sábado, tuvo que adelantarse 30 minutos debido a la amenaza de tormenta y lluvias en la capital. Miles de soldados desfilaron por la Avenida de la Constitución, frente a una tribuna presidida por Donald Trump, en un evento que ha generado controversia por su coincidencia con el cumpleaños 79 del presidente.
La ceremonia, que incluyó a los célebres paracaidistas “Golden Knights” aterrizando en la Elipse frente a la Casa Blanca, comenzó con una salva de cañones en honor a Trump. Sin embargo, la tradición estadounidense no acostumbra este tipo de desfiles con armamento pesado, lo que ha avivado críticas sobre el uso del evento para resaltar la figura del presidente.
El desfile, que contó con regimientos históricos de la Guerra de Independencia, la Primera y Segunda Guerra Mundial, así como unidades emblemáticas como la “Aerotransportada”, marcó un hito al celebrar la fundación del Ejército, cuya primera batalla fue en Bunker Hill en 1775. A pesar del cielo nublado, los soldados marcharon sin contratiempos, mostrando la disciplina militar.
Donald Trump insistió esta mañana en que el desfile se realizaría “llueva o haga sol”, según un mensaje publicado en su red Truth Social. En la misma plataforma, el presidente aprovechó para felicitar el Día de la Bandera, que coincide con la fecha, y destacó que era “un gran día para América”, compartiendo una imagen de miembros de la Armada con un avión militar de fondo.
El evento, sin embargo, no estuvo exento de críticas. Alrededor de 2,000 protestas se llevaron a cabo en los 50 estados de Estados Unidos, con manifestantes denunciando lo que consideran un acto de “autoritarismo” por parte del gobierno. Los organizadores de las protestas señalan que el desfile, al coincidir con el cumpleaños de Trump, parece más un espectáculo para enaltecer su figura que una celebración militar.
El costo del desfile, estimado entre 25 y 45 millones de dólares, también ha generado debate. Según reportes, este presupuesto no incluye los gastos de reparación de las calles de Washington, que podrían dañarse por el paso de tanques Abrams y otros vehículos pesados. La alcaldesa de la ciudad, Muriel Bowser, había advertido previamente sobre el impacto de estos vehículos en la infraestructura urbana.
La magnitud del evento es notable: 6,600 soldados, 150 vehículos, 50 helicópteros, 34 caballos, dos mulas y hasta un perro formaron parte del desfile, según los planes del Ejército. Además, se incluyeron sobrevuelos de aeronaves, como un bombardero B-25 de la Segunda Guerra Mundial, lo que añadió un toque histórico al espectáculo.
Las críticas también han apuntado a la politización del evento. Durante su primer mandato, Trump intentó organizar un desfile similar, inspirado en el Día de la Bastilla en Francia, pero fue cancelado por los altos costos y preocupaciones logísticas. Esta vez, el Pentágono cedió a la idea, rompiendo con la tradición de mantener a las fuerzas armadas al margen de la política.
A pesar de las protestas y el debate, el desfile se llevó a cabo con éxito, mostrando la capacidad organizativa del Ejército estadounidense. Sin embargo, la controversia persiste, con sectores de la población cuestionando si el evento busca honrar la historia militar o servir como una plataforma para el presidente.
El desfile, que también incluyó un concierto y fuegos artificiales, cerró con un mensaje de unidad por parte de las autoridades militares, quienes destacaron los 250 años de servicio del Ejército. No obstante, el eco de las protestas y las críticas sigue resonando, marcando un evento que, lejos de ser solo una celebración, ha avivado el debate político en Estados Unidos.

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