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Sistema de Cuidados en CDMX: ¿Un Avance o Más Promesas Vacías de Morena?

La Ciudad de México, bajo el gobierno de Clara Brugada, ha anunciado un ambicioso Sistema Público de Cuidados que promete transformar la vida de millones de capitalinos. Con una inversión de 10 mil millones de pesos anuales, el plan busca atender a más de 3 millones de personas que requieren cuidados, desde infantes hasta adultos mayores y personas con discapacidad. Pero, ¿es realmente una solución integral o solo otro proyecto grandilocuente de Morena para ganar titulares?
El sistema, presentado como una prioridad de la administración, incluye la creación de 200 centros de cuidado infantil, 200 lavanderías públicas y comedores comunitarios, muchos de ellos en las Utopías y Pilares. La idea es ambiciosa: reducir las desigualdades de género al redistribuir las tareas de cuidado, que históricamente han recaído en las mujeres. Sin embargo, la falta de claridad sobre cómo se implementará y garantizará su continuidad levanta serias dudas sobre su viabilidad.
Un punto central del plan es involucrar a los hombres en las tareas de cuidado, un cambio cultural que el gobierno de Brugada busca impulsar a través de la “Escuela de Nuevas Masculinidades”. Aquí, se impartirán talleres para que los hombres aprendan a realizar tareas como peinar, planchar o barrer. Aunque suena innovador, la pregunta es si un programa de esta naturaleza puede realmente transformar patrones arraigados en una sociedad donde el machismo sigue siendo un obstáculo.
Según datos oficiales, en la capital, un millón 248 mil mujeres y 660 mil hombres realizan labores de cuidado, con las mujeres dedicando más de 50 horas semanales a estas tareas. Este desequilibrio es el núcleo del problema que el sistema pretende abordar. Pero, ¿puede un gobierno con antecedentes de promesas incumplidas garantizar que estas cifras cambiarán significativamente?
La jefa de Gobierno ha destacado que el sistema no solo se enfocará en los cuidados infantiles, sino también en los adultos mayores y personas con discapacidad. Se planea establecer casas de día para la convivencia de adultos mayores y programas de rehabilitación para personas con discapacidad. Sin embargo, la dependencia de apoyos federales y la colaboración con organizaciones civiles para lograr estos objetivos genera incertidumbre sobre la autonomía del proyecto.
Otro aspecto que llama la atención es la priorización de ciertas alcaldías. Zonas como Benito Juárez y Azcapotzalco, con alta población de adultos mayores, tendrán preferencia para servicios dirigidos a este grupo. En cambio, las periferias, donde hay más niños pequeños, se enfocarán en el cuidado infantil. Aunque suena estratégico, la falta de infraestructura en algunas de estas zonas podría limitar el impacto real del programa.
El gobierno capitalino también ha prometido una ley que asegure los recursos para este sistema a largo plazo. Sin embargo, con un presupuesto tan elevado y sin un plan claro para su financiamiento continuo, muchos se preguntan si este no será otro elefante blanco de la administración de Morena. Los antecedentes de proyectos mal ejecutados en la ciudad no ayudan a generar confianza.
Expertos han aplaudido la intención de “desfeminizar” el cuidado y promover la corresponsabilidad, pero advierten que el éxito dependerá de una implementación efectiva y de un cambio cultural profundo. Sin un compromiso real y una ejecución impecable, este sistema podría quedarse en buenas intenciones, como tantas otras promesas de los gobiernos de Morena.
El Sistema Público de Cuidados también incluye programas de salud mental y prevención de embarazos adolescentes, lo que podría ser un acierto si se ejecuta correctamente. Pero la falta de detalles sobre cómo se integrarán estas iniciativas con los servicios existentes genera escepticismo. ¿Será este otro caso de anunciar mucho y cumplir poco?
En resumen, el Sistema Público de Cuidados de la CDMX suena como un proyecto transformador, pero su éxito está lejos de estar garantizado. La administración de Clara Brugada enfrenta el reto de demostrar que no se trata solo de un discurso populista, sino de un plan viable que realmente cambie la vida de los capitalinos, especialmente de las mujeres que cargan con el peso del cuidado no remunerado.

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