En varias ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Los Ángeles y Carolina del Norte, han estallado manifestaciones en apoyo a los inmigrantes y en rechazo a las duras políticas migratorias impulsadas por el presidente Donald Trump. Estas protestas, que comenzaron el sábado, reflejan el creciente descontento con las redadas y deportaciones masivas.
Los Ángeles se ha convertido en el epicentro de las movilizaciones, donde miles de personas han salido a las calles para exigir el fin de las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Las autoridades locales han advertido que esperan una participación sin precedentes en las marchas programadas para este fin de semana.
Las protestas se desencadenaron tras una serie de redadas migratorias en Los Ángeles, que incluyeron detenciones en comercios y lugares públicos. Estas acciones han generado críticas de activistas y ciudadanos, quienes consideran que las políticas de Trump siembran temor en las comunidades migrantes.
En respuesta a las manifestaciones, el presidente Trump ha ordenado el despliegue de miles de efectivos de la Guardia Nacional y marines en Los Ángeles, una medida que ha intensificado las tensiones. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha calificado este despliegue como ilegal y ha presentado una demanda contra el gobierno federal.
En otras ciudades, como Nueva York y Chicago, las protestas han sido mayoritariamente pacíficas, aunque se han reportado algunos enfrentamientos con la policía. En Texas, el gobernador Greg Abbott también ha movilizado a la Guardia Nacional para contener las manifestaciones, aumentando el clima de tensión.
Las marchas coinciden con el cumpleaños de Trump, para el cual está planeado un desfile militar en Washington. El presidente ha advertido que cualquier protesta durante el evento será enfrentada con fuerza, lo que ha generado temores de una mayor represión contra los manifestantes.
Organizaciones latinas, como Lulac, han condenado la respuesta del gobierno y han anunciado más movilizaciones en Texas y otros estados. Líderes comunitarios han comparado las acciones de Trump con tácticas autoritarias, señalando que el uso de fuerza militar contra civiles es inaceptable.
La bandera mexicana ha emergido como un símbolo de resistencia en las protestas, especialmente en Los Ángeles, donde un tercio de la población tiene raíces mexicanas. Sin embargo, su presencia ha sido criticada por algunos funcionarios de la Casa Blanca, quienes la consideran una señal de desafío a las autoridades.
A medida que las protestas se extienden, el debate sobre la política migratoria de Trump se intensifica. Mientras los manifestantes exigen respeto a los derechos humanos, el gobierno insiste en continuar con las deportaciones, argumentando que son necesarias para hacer cumplir la ley.
El panorama sigue siendo incierto, con nuevas manifestaciones previstas en al menos 24 ciudades. La polarización entre quienes apoyan y rechazan las políticas de Trump promete mantener a Estados Unidos en un estado de agitación social en los próximos días.

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Protestas sacuden varias ciudades de Estados Unidos contra la política migratoria de Trump
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