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Oso negro pasea por las calles de Monterrey: ¿Qué está pasando con nuestra fauna?

Un oso negro fue captado caminando tranquilamente por una zona residencial al sur de Monterrey, Nuevo León, sorprendiendo a los habitantes del sector Huajuco. El avistamiento ocurrió en la madrugada del 14 de junio, cuando el animal fue grabado merodeando cerca de viviendas, aparentemente en busca de alimento. Vecinos alertaron a las autoridades tras notar la presencia del mamífero, que no mostró comportamiento agresivo.
Elementos de Protección Civil de Nuevo León y personal de Parques y Vida Silvestre acudieron al lugar para atender la situación. El oso, identificado como un macho juvenil, fue manejado con un protocolo de contención química para garantizar la seguridad tanto del animal como de los residentes. Tras ser sedado, fue trasladado para su evaluación y posterior liberación en su hábitat natural.
Este tipo de avistamientos se ha vuelto cada vez más frecuente en Monterrey, especialmente en zonas cercanas a la Sierra Madre Oriental. La urbanización desmedida ha reducido el hábitat natural de los osos negros, obligándolos a acercarse a áreas pobladas en busca de comida y agua. La basura mal manejada en colonias residenciales actúa como un imán para estos animales, que encuentran en los desechos una fuente fácil de alimento.
El oso negro es una especie protegida en México, catalogada en peligro de extinción según la Norma Oficial Mexicana 059 de la Semarnat. En Nuevo León, su población se concentra principalmente en áreas como el Parque Nacional Cumbres de Monterrey y la Sierra de Picachos. Sin embargo, la cercanía de desarrollos urbanos a estas zonas ha incrementado los encuentros entre humanos y osos, generando preocupación entre especialistas.
Guillermo Herrera, jefe de Manejo de Fauna Silvestre de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, explicó que los osos no buscan necesariamente comida por escasez en su hábitat, sino porque la basura en las ciudades representa una opción más accesible. Desde 2008, se han registrado más de 230 capturas de osos en la entidad, muchos de ellos reubicados tras ser marcados con aretes o microchips para su monitoreo.
Las autoridades han emitido recomendaciones claras para la población: no alimentar a los osos, asegurar los contenedores de basura y evitar acercarse para tomar fotos o videos. Estas acciones, aunque parezcan inofensivas, pueden alterar el comportamiento del animal y poner en riesgo tanto a las personas como al propio oso.
Este incidente no es aislado. En las últimas semanas, se han reportado otros avistamientos en colonias como Rincón de las Montañas y Paseo Residencial. En algunos casos, los osos han sido vistos revisando botes de basura o incluso durmiendo en jardines, lo que refleja la adaptación de estos animales a entornos urbanos.
La conservación del oso negro requiere esfuerzos conjuntos. Las autoridades trabajan en programas de monitoreo y restauración de hábitats, pero la cooperación ciudadana es clave. Reducir la basura al aire libre y reportar avistamientos a las autoridades son medidas esenciales para proteger a esta especie y evitar conflictos.
La presencia de osos en Monterrey no solo es un recordatorio de la riqueza natural de la región, sino también de los desafíos que enfrenta la fauna ante la expansión urbana. Cada encuentro con estos animales es una oportunidad para reflexionar sobre cómo convivimos con la naturaleza que nos rodea.
Mientras los osos negros continúan adaptándose a un entorno cada vez más invadido por la urbanización, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo podremos equilibrar la conservación de esta especie con el crecimiento de la ciudad?

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