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Los líderes del G7 se enfrentan en Canadá a la tormenta comercial desatada por Estados Unidos

La cumbre del G7, que reúne a las principales potencias económicas del mundo, arranca este domingo en Kananaskis, Canadá, en un contexto de tensión sin precedentes. Los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido se encuentran en las Montañas Rocosas para discutir temas críticos como la paz, la seguridad energética y la transición digital. Sin embargo, el trasfondo de la reunión está dominado por los conflictos comerciales impulsados por las políticas arancelarias de Donald Trump.
Este año marca el 50 aniversario del G7, que comenzó en 1975 tras la crisis del petróleo. Desde entonces, el grupo ha evolucionado para abordar no solo cuestiones económicas, sino también desafíos globales como la seguridad y el cambio climático. La reunión de este año, sin embargo, está marcada por profundas divisiones, especialmente con Washington, debido a su enfoque proteccionista que ha generado roces con aliados tradicionales como Canadá, Europa y México.
La presencia de líderes de países invitados, como México, Brasil, Ucrania, Corea del Sur, Sudáfrica, Australia e India, añade una capa de complejidad a las discusiones. México, representado por la presidenta Claudia Sheinbaum, buscará aprovechar la cumbre para negociar el futuro del T-MEC en medio de las tensiones comerciales con Estados Unidos. La reunión podría ser una oportunidad clave para abordar las políticas arancelarias que afectan el comercio bilateral.
La agenda oficial incluye temas como la seguridad global, con conflictos como los de Ucrania, Gaza e Israel-Irán en el centro de las discusiones. Sin embargo, el impacto de las medidas comerciales de Trump, que han generado retaliaciones de países como China y la Unión Europea, amenaza con eclipsar otros temas. Los líderes del G7 intentarán estabilizar el sistema comercial global, pero las diferencias con Estados Unidos complican un consenso.
En el caso de México, la participación de Sheinbaum en la cumbre también tiene un peso político. La presidenta ha señalado que defenderá a los migrantes mexicanos, enfatizando que no son criminales, en un posible encuentro con Trump. Este mensaje busca contrarrestar la retórica del presidente estadounidense, quien ha insistido en políticas migratorias y comerciales más duras.
Otro punto de tensión es la postura de Estados Unidos frente a Rusia y Ucrania. Mientras la Unión Europea y Canadá buscan endurecer sanciones contra Moscú por la invasión de Ucrania, Trump ha reducido la ayuda militar a Kiev y ha propuesto soluciones rápidas al conflicto, generando críticas entre sus aliados. Estas discrepancias podrían dificultar un comunicado conjunto al final de la cumbre.
La lucha contra el cambio climático, otro tema clave, también enfrenta obstáculos. La administración de Trump ha revertido políticas ambientales de su predecesor, lo que choca con los esfuerzos de países como Canadá y los miembros de la Unión Europea por avanzar en compromisos climáticos. Este retroceso ha generado preocupación sobre el liderazgo global en la crisis climática.
En el ámbito económico, el G7 busca promover inversiones para mejorar la economía mundial, pero las políticas proteccionistas de Trump han desatado una guerra comercial que afecta a aliados y competidores por igual. Las negociaciones en Kananaskis estarán enfocadas en encontrar un equilibrio que evite una escalada de aranceles y estabilice los mercados globales.
La cumbre también será un escenario para que países como Japón y Canadá refuercen su postura frente a la creciente influencia de China, tanto en el ámbito económico como militar. Aunque hay coincidencias con Washington en la necesidad de contrarrestar a Pekín, las estrategias difieren, lo que añade otra capa de complejidad a las discusiones.
El encuentro en Canadá, en resumen, refleja un mundo dividido por intereses económicos y políticos. La capacidad del G7 para llegar a acuerdos significativos está en duda, y el resultado de esta cumbre podría definir el rumbo de las relaciones internacionales en un momento de incertidumbre global.

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