El gobierno federal ha desplegado 1,600 elementos de seguridad en Sinaloa para intentar contener la creciente violencia que azota al estado. La medida responde a una reunión en Culiacán entre el gobernador Rubén Rocha Moya, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, y el secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla. La situación en la entidad es crítica, con balaceras reportadas en la capital y operativos constantes de las Fuerzas Armadas.
La estrategia incluye el envío de 400 elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y 1,200 efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional. Estos refuerzos se concentrarán en los llamados “polígonos de atención prioritaria”, zonas donde los delitos de alto impacto, como homicidios y enfrentamientos entre grupos criminales, han escalado de manera alarmante.
La crisis de inseguridad en Sinaloa no es nueva, pero se ha agudizado desde septiembre del año pasado. La lucha interna entre facciones del Cártel de Sinaloa, particularmente entre “Los Chapitos” y “Los Mayitos”, ha dejado un saldo de 521 asesinatos entre enero y abril de este año, un aumento del 232% respecto al mismo periodo de 2024.
Además del despliegue de elementos, las autoridades planean instalar más cámaras de videovigilancia y mejorar la iluminación en espacios públicos. Estas medidas buscan reforzar la vigilancia en áreas clave, aunque los resultados de iniciativas similares en el pasado han sido cuestionados por su efectividad.
El gobernador Rocha Moya agradeció el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum, destacando la coordinación con las autoridades federales. Sin embargo, la ciudadanía sinaloense sigue exigiendo resultados concretos, ya que la violencia ha alterado la vida cotidiana, con escuelas cerradas y comercios afectados.
La reunión en Culiacán también sirvió para revisar la estrategia de inteligencia contra el crimen organizado. Las autoridades prometen intensificar las acciones para desmantelar redes delictivas, pero la persistencia de delitos de alto impacto genera escepticismo entre los habitantes.
Sinaloa enfrenta un panorama complicado. Los enfrentamientos entre grupos criminales no solo han incrementado los homicidios, sino también las desapariciones forzadas y el robo de vehículos. La llegada de más elementos federales busca revertir esta tendencia, pero la confianza en las autoridades está en entredicho.
El despliegue masivo de fuerzas federales es una respuesta directa a la emergencia, pero no aborda las causas estructurales de la violencia. Mientras el gobierno presume coordinación, la población espera que estas medidas traigan paz y no sean solo un paliativo temporal.

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Sinaloa bajo fuego: refuerzan seguridad con 1,600 elementos federales ante ola de violencia
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