La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó su asistencia a la cumbre del G7 en Canadá, pero la posibilidad de un encuentro cara a cara con Donald Trump sigue sin definirse. La incertidumbre sobre esta reunión bilateral, que podría ser clave para las relaciones entre México y Estados Unidos, ha generado expectativas en un contexto de tensiones comerciales y migratorias.
Sheinbaum detalló que viajará a Kananaskis, Alberta, del 15 al 17 de junio, como invitada especial al G7, un bloque conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Durante su conferencia matutina, la mandataria señaló que su agenda incluye reuniones bilaterales el 16 de junio y la sesión plenaria el 17. Sin embargo, Estados Unidos aún no confirma si Trump se sentará a negociar con ella.
La relación entre México y Estados Unidos ha estado marcada por desencuentros recientes. Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, temas como los aranceles al acero y aluminio, las redadas contra migrantes y las acusaciones de nexos con el narcotráfico han tensado el diálogo. Sheinbaum ha insistido en que la soberanía mexicana no está en negociación, pero el silencio de Washington sobre la reunión genera dudas.
El canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, está a cargo de coordinar las reuniones bilaterales. Además de un posible encuentro con Trump, se espera que Sheinbaum dialogue con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, quien extendió la invitación al G7. Este viaje será el segundo internacional de la presidenta, tras su participación en el G20 en Brasil en 2024.
El contexto del G7 no es sencillo. Los aranceles impuestos por Trump a países como México y Canadá han generado fricciones dentro del bloque. La Casa Blanca anunció que impugnará un fallo del Tribunal de Comercio Internacional que frenó estas medidas, lo que podría complicar las negociaciones. Sheinbaum ha evitado adelantar una postura firme, delegando el análisis a la Secretaría de Economía.
Otro tema en la mesa es la migración. Las recientes redadas en Los Ángeles, donde mexicanos fueron detenidos en operativos en tiendas y fábricas, han sido un punto de conflicto. Sheinbaum ha defendido a los migrantes, destacando que son trabajadores honestos, y ha rechazado las acusaciones de Trump y su secretaria de Seguridad, Kristi Noem, quien señaló a México por supuestamente alentar protestas en Estados Unidos.
La presencia de Sheinbaum en el G7 también busca fortalecer la posición de México en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La mandataria ha destacado los avances en la lucha contra el tráfico de fentanilo, asegurando que las incautaciones en Estados Unidos han disminuido significativamente. Sin embargo, las críticas de Trump sobre la inseguridad en México persisten.
El viaje de Sheinbaum se realizará en avión comercial, una decisión que busca proyectar austeridad. Aunque no se ha precisado la fecha exacta de su partida, la presidenta aseguró que el itinerario está en proceso de definirse. La expectativa por un posible encuentro con Trump sigue creciendo, pero la falta de confirmación mantiene a México en espera.
Este escenario pone a prueba la estrategia diplomática de Sheinbaum. Mientras México busca mantener una relación de respeto mutuo con Estados Unidos, las posturas de Trump, marcadas por su discurso de mano dura, complican el panorama. La cumbre del G7 será un momento crucial para medir el rumbo de esta relación bilateral.

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Reunión de Sheinbaum con Trump en el aire: EU mantiene en vilo a México en el G7
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