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Protestas en Los Ángeles se intensifican: manifestantes rodean hoteles donde se alojan agentes de migración

En Los Ángeles, California, las protestas contra las redadas migratorias han tomado un nuevo rumbo. Cientos de personas se han congregado frente a diversos hoteles donde se alojan agentes federales del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), enviados desde otras partes de Estados Unidos. Este movimiento busca confrontar directamente la política de deportaciones masivas impulsada por el presidente Donald Trump.
El epicentro de las manifestaciones ha sido la ciudad de Whittier, donde alrededor de 300 personas protestaron frente al hotel Double Tree del Hilton. María Salguero, residente local, expresó su indignación: “No los queremos en nuestros vecindarios, que se vayan. Condenamos a los hoteles que hacen negocio con el sufrimiento de nuestra comunidad”. Las protestas reflejan el rechazo a la presencia de agentes de ICE y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), quienes han intensificado operativos en zonas como tiendas de construcción, lavados de autos y supermercados.
Desde el pasado lunes, Whittier, conocida por ser el hogar del expresidente Richard Nixon, ha sido escenario de una fuerte presencia de agentes migratorios. Los operativos han generado detenciones de indocumentados en lugares públicos, aumentando la tensión en comunidades latinas. Familias enteras, portando banderas de Estados Unidos, han salido a las calles para manifestarse contra estas acciones.
Un incidente destacado ocurrió cuando agentes ingresaron a una vivienda en busca de un inmigrante llamado Jorge, quien no estaba presente. La familia fue sacada de su hogar mientras los agentes revisaban cada habitación. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, supervisó el operativo desde la calle, equipada con chaleco antibalas. Más tarde, en una conferencia de prensa, calificó la operación como un éxito, a pesar de no haber encontrado al objetivo.
El mensaje de Noem, sin embargo, quedó opacado por un altercado con el senador por California, Alex Padilla. Durante la conferencia, agentes del Servicio Secreto lo sacaron a empujones y lo esposaron cuando intentó cuestionar a la funcionaria sobre los operativos. Padilla, visiblemente indignado, declaró: “Si así trata el gobierno a un senador que solo quiere hacer una pregunta, imaginemos lo que hacen con campesinos, cocineros o trabajadores en toda la ciudad”.
Las protestas no son un fenómeno aislado en Los Ángeles. En otras ciudades como Nueva York, Austin, Chicago y Atlanta, las manifestaciones contra las redadas de ICE también han ganado fuerza. En San Francisco, por ejemplo, más de 150 personas fueron arrestadas tras enfrentamientos cerca de una oficina migratoria. Estas acciones han extendido el descontento hacia las políticas migratorias de Trump a nivel nacional.
El despliegue de aproximadamente 700 marines y 2,000 elementos de la Guardia Nacional en Los Ángeles ha generado críticas de líderes locales. La alcaldesa Karen Bass y el gobernador Gavin Newsom han calificado estas medidas como una provocación. Newsom, en particular, exigió la retirada de las tropas, argumentando que no fueron solicitadas por las autoridades estatales.
A pesar de la represión, los manifestantes han encontrado símbolos de resistencia. David Huerta, líder sindical detenido durante las protestas, se ha convertido en un ícono tras ser liberado bajo fianza. Su arresto, captado en video, ha inspirado pancartas con mensajes como “Los inmigrantes son esenciales” y “Ningún ser humano es ilegal”. Las protestas continúan extendiéndose, con convocatorias nacionales programadas para los próximos días.
La tensión en Los Ángeles ha afectado también a los negocios locales. Empresarios reportan una caída significativa de clientes debido al toque de queda y la presencia militar. Calles usualmente vibrantes ahora lucen vacías, con comercios cerrados y empleados temerosos de acudir a sus trabajos. Este clima de incertidumbre ha transformado el paisaje de la ciudad.
El gobierno de Trump, por su parte, defiende las redadas como una medida para expulsar a quienes califica como “criminales”. Sin embargo, las detenciones de trabajadores y estudiantes han avivado el rechazo. En medio de esta crisis, la comunidad latina y sus aliados siguen alzando la voz, exigiendo el fin de las deportaciones y una reforma migratoria integral.

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