Israel lanzó un ataque aéreo masivo contra Irán en la madrugada del viernes, con más de 200 aviones de combate targeting objetivos estratégicos en varias ciudades. El gobierno iraní confirmó la muerte de varios altos mandos militares y al menos seis científicos nucleares en la ofensiva.
Entre las víctimas se encuentra el general Hossein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, un cuerpo militar clave en el régimen iraní. También se reportó el fallecimiento de otros dos comandantes de alto rango y un número indeterminado de civiles, según medios locales en Teherán.
Los bombardeos alcanzaron la capital iraní, Teherán, así como Natanz, donde se encuentra una importante instalación nuclear, y Jorramabad, una base de misiles al oeste del país. Irán acusó a Israel de atacar zonas residenciales, lo que habría causado bajas civiles.
La ofensiva, descrita como una de las más significativas contra Irán en décadas, tuvo como objetivo instalaciones nucleares y militares. Israel justificó el ataque como una medida preventiva para frenar el programa nuclear iraní, que considera una amenaza existencial.
En respuesta, Irán lanzó más de cien drones contra territorio israelí, aunque las fuerzas de defensa de Israel afirmaron haber interceptado la mayoría. El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, prometió un “duro castigo” contra Israel por lo que calificó como un acto de agresión.
El ataque israelí también incluyó acciones encubiertas del Mossad, según fuentes militares. Estas operaciones habrían debilitado las defensas antiaéreas iraníes, permitiendo a los cazas operar con mayor eficacia.
La comunidad internacional expresó preocupación por la escalada del conflicto. La agencia nuclear de la ONU advirtió sobre los riesgos de atacar infraestructura nuclear, mientras que varios países instaron a ambas partes a evitar una guerra abierta.
Estados Unidos, aliado clave de Israel, afirmó no haber participado directamente en la ofensiva, aunque el presidente Donald Trump calificó los ataques como “excelentes” y anticipó más acciones. Las tensiones en la región han alcanzado un punto crítico, con temores de un conflicto prolongado.
El impacto de los bombardeos en Teherán dejó imágenes de edificios destruidos y vehículos incendiados, según medios iraníes. La población local enfrenta incertidumbre ante la posibilidad de más enfrentamientos.
Este episodio marca un nuevo capítulo en la larga rivalidad entre Israel e Irán, dos potencias de Oriente Medio con profundas diferencias ideológicas y estratégicas. Las próximas horas serán clave para determinar el rumbo de esta crisis.