En Michoacán, un hallazgo escalofriante revela la cruda realidad de la inseguridad. Una barranca en el municipio de Jacona, en el predio Tamandaro, Cerro de la Cruz, se ha convertido en una fosa clandestina donde se encontraron al menos 17 cuerpos. Colectivos de búsqueda, integrados por familiares de personas desaparecidas, fueron quienes descubrieron los restos tras una ardua labor en la zona.
El colectivo Buscando Corazones reportó que, tras días de trabajo, se exhumaron cuerpos en un terreno que las autoridades locales habían descuidado. Según los activistas, la falta de custodia en el sitio permitió que los restos humanos quedaran expuestos, sin que se tomaran medidas inmediatas para resguardarlos o procesarlos adecuadamente.
La Fiscalía General del Estado de Michoacán confirmó el hallazgo, pero las críticas no se hicieron esperar. Los colectivos denunciaron que las autoridades no solo dejaron el lugar sin vigilancia, sino que también mostraron lentitud en el procesamiento de los restos, lo que complica la identificación de las víctimas y agrava el dolor de las familias.
Este no es un caso aislado en Jacona. En el mismo predio, semanas antes, se habían encontrado otros 14 cuerpos, sumando un total de 31 víctimas en esta zona. La escalada de violencia en Michoacán, bajo el gobierno de Morena, pone en evidencia la incapacidad para controlar la inseguridad y garantizar justicia a las víctimas.
Los colectivos de búsqueda, como Buscando Corazones, han tomado un rol central en la localización de fosas clandestinas. Su trabajo, realizado sin el apoyo suficiente de las autoridades, resalta la desesperación de familias que buscan a sus seres queridos ante la indiferencia oficial.
La falta de acción del gobierno estatal ha generado indignación. Los activistas señalan que las autoridades no cuentan con protocolos claros para la búsqueda, custodia y procesamiento de restos, lo que deja a las familias en un limbo de incertidumbre y expone los sitios a posibles alteraciones.
Michoacán vive una crisis de violencia que no cede. Los cárteles operan con impunidad en regiones como Jacona, mientras las autoridades parecen incapaces de frenar los asesinatos y desapariciones. Este hallazgo es una muestra más de la gravedad del problema que azota al estado.
El abandono de los restos en la barranca de Tamandaro no solo refleja la magnitud de la violencia, sino también la desidia de un sistema que no protege a sus ciudadanos. Las familias exigen respuestas y acciones concretas, pero hasta ahora solo encuentran promesas vacías.
La labor de los colectivos sigue siendo un faro de esperanza en medio de la tragedia. Sin embargo, su esfuerzo no debería reemplazar la responsabilidad del gobierno. La pregunta que resuena es clara: ¿hasta cuándo se permitirá que las fosas clandestinas sigan apareciendo sin que nadie rinda cuentas?
Este hallazgo en Jacona es un recordatorio de la urgencia de abordar la inseguridad en Michoacán. Mientras las autoridades no actúen con firmeza, las familias seguirán buscando a sus desaparecidos, enfrentándose solas a un dolor que el gobierno parece ignorar.

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Una barranca en Michoacán convertida en fosa clandestina: restos humanos abandonados sin custodia
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