El gobierno de Claudia Sheinbaum ha estrenado el programa “Salud Casa por Casa”, una iniciativa que promete llevar atención médica a los hogares de adultos mayores y personas con discapacidad en México. Según la presidenta, este proyecto busca ser el más ambicioso del mundo en prevención de la salud, pero ¿realmente cumplirá con las expectativas o es solo una jugada para ganar simpatías?
El programa, impulsado por la Secretaría de Bienestar, tiene como objetivo atender a 13.6 millones de personas en 12 millones de hogares. Desde octubre de 2024, 20 mil servidores de la nación han recorrido el país realizando un censo para recopilar información sobre la salud física, mental y emocional de los beneficiarios. Este censo, que incluye más de 80 preguntas, busca crear un historial clínico detallado para cada persona.
A partir de mayo de 2025, cerca de 20 mil profesionales de la salud, entre médicos y enfermeros, comenzaron a realizar visitas domiciliarias. Estas consultas no solo evalúan la salud de los beneficiarios, sino que también revisan aspectos de su vida cotidiana, como alimentación, higiene y bienestar general. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿será suficiente este ejército de facilitadores para cubrir las necesidades de millones?
El programa asegura que los beneficiarios recibirán una cartilla de salud para registrar sus tratamientos y visitas médicas. Además, se ha prometido un centro telefónico disponible las 24 horas para apoyar a los profesionales de la salud. Pero con un presupuesto de 7 mil millones de pesos y la complejidad logística, ¿podrá el gobierno garantizar la continuidad y calidad de este servicio?
David Kershenobich, secretario de Salud, explicó que las visitas incluyen revisiones de signos vitales, pruebas de glucosa, colesterol, triglicéridos, vista, audición y movilidad. Para los enfermos crónicos, se canalizará a clínicas u hospitales si es necesario. Sin embargo, la capacidad de respuesta del sistema de salud, ya saturado, genera dudas sobre la viabilidad de estas promesas.
Para inscribirse, los beneficiarios deben ser derechohabientes de las pensiones del Bienestar, presentar una identificación oficial y una copia de la CURP. Aunque el programa se presenta como inclusivo, atendiendo incluso a quienes no están afiliados al IMSS o ISSSTE, la dependencia de los servidores de la nación, ligados a Morena, levanta sospechas sobre posibles fines políticos detrás de esta iniciativa.
En zonas rurales, el programa enviará brigadas móviles con médicos, enfermeros y técnicos. Aunque suena prometedor, la inseguridad en algunas regiones del país podría complicar estas visitas, y el gobierno ha sugerido que la Guardia Nacional podría acompañar a los facilitadores. ¿Es esto una solución real o solo un parche para un problema más profundo?
Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar, destacó que el censo ya ha alcanzado al 62.3% de la meta, con 8.5 millones de personas registradas hasta mayo de 2025. Sin embargo, clasificar a la población en grupos de riesgo y garantizar atención personalizada para millones parece un reto titánico. ¿Será este programa un cambio real para los mexicanos o solo una bandera más del gobierno de la 4T?
Sheinbaum insiste en que “Salud Casa por Casa” es un proyecto permanente, no temporal, y que busca el bienestar integral, no solo la atención médica. Pero con un sistema de salud pública que enfrenta críticas constantes por desabasto y saturación, la ambición de este programa podría quedarse en buenas intenciones si no se resuelven los problemas estructurales.
El gobierno ha calificado este programa como un ejemplo de “humanismo mexicano”, pero las promesas grandiosas no siempre se traducen en resultados. Mientras los facilitadores de la salud tocan puertas, millones de mexicanos esperan que esta iniciativa no sea solo un discurso más, sino un paso real hacia una mejor calidad de vida. ¿Logrará el gobierno de Sheinbaum cumplir con este sueño? El tiempo lo dirá.

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¡Sheinbaum lanza “Salud Casa por Casa”! ¿Promesa de bienestar o estrategia política?
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