Un ataque con misiles perpetrado por Israel en Irán ha dejado un saldo devastador: la muerte del general Hossein Salami, comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, junto con otros altos mandos militares y científicos nucleares. La ofensiva, ocurrida en la madrugada del viernes, tuvo como objetivo instalaciones nucleares y militares en varias ciudades iraníes, según confirmaron fuentes oficiales de ambos países.
El ejército israelí calificó la operación como un “ataque preventivo” dirigido a frenar el programa nuclear iraní, al que acusan de haber alcanzado un nivel crítico. Las Fuerzas de Defensa de Israel señalaron que Irán posee suficiente uranio enriquecido para fabricar hasta nueve bombas atómicas, una amenaza que, según el primer ministro Benjamin Netanyahu, pone en riesgo la supervivencia del país.
Las explosiones se registraron en ciudades como Teherán, Natanz, Tabriz y Khorramabad, afectando instalaciones clave del programa nuclear y misiles balísticos iraníes. La televisión estatal iraní confirmó la muerte de Salami y de otros comandantes, como Gholamali Rashid, además de dos científicos nucleares prominentes, Mohamad Tehranchi y Fereydoon Abbasi.
El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, prometió una respuesta contundente, asegurando que Israel enfrentará un “destino amargo y doloroso”. Medios iraníes reportaron que el cuartel general de la Guardia Revolucionaria fue uno de los blancos principales, lo que ha intensificado la retórica de venganza desde Teherán.
Israel, por su parte, ha declarado un estado de emergencia y prepara a su población para una posible represalia iraní con misiles y drones. El ministro de Defensa, Israel Katz, advirtió que el país está en un “punto de no retorno” y que la operación, bautizada como “Nación de Leones”, continuará hasta neutralizar la amenaza.
La comunidad internacional observa con preocupación el conflicto. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, aclaró que su país no participó en los ataques, aunque el presidente Donald Trump expresó su respaldo a Israel, destacando la necesidad de detener el programa nuclear iraní.
El ataque ha generado un impacto económico inmediato, con un aumento de hasta un 6 por ciento en los precios del petróleo. Además, las negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, previstas para reanudarse en Omán, se encuentran ahora en incertidumbre.
La suspensión de vuelos en el aeropuerto de Teherán y el cierre del espacio aéreo israelí reflejan la gravedad de la situación. Mientras tanto, la población de ambos países permanece en alerta ante la posibilidad de una escalada bélica que podría desestabilizar aún más la región.