El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leonardo Lomelí, ha tomado una postura contundente: la UNAM no puede quedarse de brazos cruzados frente a la creciente violencia y el resurgimiento de ideas autoritarias. En un mensaje claro, Lomelí aseguró que la institución debe ser un faro de pensamiento crítico y esperanza en tiempos de crisis.
Durante la firma del Acuerdo para el Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias, el rector destacó que la paz no es solo la ausencia de conflicto, sino un compromiso activo. La UNAM busca fomentar una cultura de diálogo, justicia e inclusión, tanto en sus aulas como en la sociedad.
Lomelí expresó su preocupación por el panorama global, donde visiones autoritarias, extremismos religiosos, nacionalismos y xenofobia están en auge. La universidad, dijo, tiene la misión de generar alternativas y promover la cooperación en lugar de la confrontación.
El nuevo programa de la UNAM se basa en varios ejes clave: formación académica, investigación aplicada, mediación comunitaria y promoción de la paz a través del arte y la palabra. Entre las acciones concretas está la creación de cursos para estudiantes de nuevo ingreso y una asignatura sobre Cultura de Paz y Mediación para 2026.
El rector también mostró solidaridad con las personas migrantes, especialmente ante las recientes protestas en Los Ángeles, California, por detenciones masivas. Lomelí reprobó cualquier forma de violencia y pidió que las políticas migratorias respeten los derechos humanos y el marco legal internacional.
El Programa Universitario de Cultura de Paz incluye alianzas con organismos como la UNESCO y el Centro Noruego para la Resolución de Conflictos. Además, se planea una Semana Nacional de Cultura de Paz en septiembre y talleres para estudiantes de bachillerato.
Lomelí subrayó que la violencia es un comportamiento aprendido que puede desarraigarse con esfuerzo colectivo. La UNAM, afirmó, apuesta por transformar las interacciones sociales y los procesos de toma de decisiones para construir un futuro más justo y sostenible.
Con esta iniciativa, la universidad busca convertirse en un semillero de paz, no solo dentro de sus campus, sino en México y más allá. La estrategia, respaldada por figuras como la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, marca un paso firme hacia una educación comprometida con el cambio social.
El rector cerró su mensaje con una reflexión: el futuro de la paz depende de lo que hoy se imagine, se construya y se defienda colectivamente. La UNAM, con su historia y prestigio, se posiciona como un actor clave en esta lucha por un mundo más humano.

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La UNAM rompe su silencio: no será neutral ante la violencia y el autoritarismo
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