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La UNAM se lanza contra la violencia: un plan ambicioso que promete cambiarlo todo

La Universidad Nacional Autónoma de México ha dado un paso contundente para enfrentar la ola de violencia que sacude al país. Este miércoles, el rector Leonardo Lomelí Vanegas presentó el Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias, una estrategia que busca sembrar valores de no violencia y respeto desde las aulas. La iniciativa, anunciada en Ciudad Universitaria, llega en un momento crítico, con México atrapado en una espiral de inseguridad y discursos de odio que preocupan a la comunidad internacional.
El programa no es un simple discurso: tiene un enfoque claro y metas ambiciosas. Según Lomelí, la UNAM no puede quedarse de brazos cruzados ante el aumento de la violencia y el resurgimiento de posturas autoritarias, extremismos y xenofobia. La universidad apuesta por formar generaciones comprometidas con la mediación, la justicia y la inclusión. Este esfuerzo, aseguran, empieza desde el bachillerato, donde los estudiantes serán el corazón de esta transformación cultural.
Una de las propuestas más llamativas es la creación de una asignatura obligatoria sobre cultura de paz. Esta materia, que se impartirá en todos los planteles, busca enseñar a los jóvenes a resolver conflictos sin violencia, fomentando el diálogo y el respeto a la diversidad. La UNAM también planea talleres, actividades culturales y deportivas para reforzar estos valores. Cada plantel hará diagnósticos para identificar problemas específicos y atacarlos de raíz.
El secretario de Educación Pública, Mario Delgado, estuvo presente en el evento y no dudó en respaldar la iniciativa. Sin embargo, su discurso levantó cejas al señalar que México debe estar alerta ante “olas de violencia” como las que, según él, se ven en Estados Unidos. Delgado insistió en que la educación es la clave para rechazar el odio, el racismo y el clasismo, pero sus palabras dejaron entrever una crítica velada al vecino del norte, en un contexto donde las tensiones internacionales están a flor de piel.
El programa también incluye la creación de una Red Universitaria de Constructoras y Constructores de Paz, un grupo que trabajará para promover la no violencia dentro y fuera de los campus. Además, la UNAM anunció la Semana Nacional de la Cultura de Paz, que se celebrará en septiembre. Este evento buscará llevar el mensaje de la universidad a toda la sociedad, con conferencias, foros y actividades abiertas al público.
La iniciativa no solo se queda en lo local. México, como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, está impulsando la agenda “Mujer, Paz y Seguridad”. Lomelí destacó que el programa de la UNAM se alinea con estos esfuerzos globales, promoviendo la participación de las mujeres en la construcción de un país más justo. Este enfoque de género es uno de los pilares del plan, que busca erradicar cualquier forma de discriminación.
Pero no todo es optimismo. La violencia en México no es un problema nuevo, y las autoridades han sido criticadas por su incapacidad para controlarla. La UNAM, con su enorme influencia, se pone en el centro de esta lucha, pero el éxito de su programa dependerá de cómo logre traducir sus ideas en acciones concretas. Los diagnósticos por plantel, por ejemplo, serán clave para entender las dinámicas de violencia en cada comunidad estudiantil.
El rector Lomelí fue claro: la universidad no puede ser neutral ante la crisis. Con este programa, la UNAM busca ser un faro de cambio en un país donde la inseguridad se ha normalizado. La pregunta es si esta estrategia logrará traspasar los muros de Ciudad Universitaria y generar un impacto real en una sociedad agotada por la violencia.
El lanzamiento del programa ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos aplauden la iniciativa como un paso necesario, otros dudan de su alcance en un contexto donde el gobierno federal no ha logrado frenar la delincuencia. Lo cierto es que la UNAM está apostando fuerte por un cambio cultural, y el tiempo dirá si esta semilla de paz logra germinar.
Por ahora, la universidad ha puesto la vara alta. Con un plan que combina educación, investigación y acción comunitaria, la UNAM se posiciona como un actor clave en la lucha contra la violencia. En un país que clama por soluciones, esta estrategia podría ser el inicio de algo grande, o solo un intento más en una batalla que parece no tener fin.

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