La ciudad de Los Ángeles vive momentos de alta tensión tras la imposición de un toque de queda a partir de las 8:00 de la noche, anunciado por la alcaldesa Karen Bass. La medida responde a cinco días de protestas y disturbios desatados por redadas migratorias masivas ordenadas por el gobierno de Donald Trump, que han dejado al menos 118 personas detenidas.
Las protestas iniciaron el 6 de junio, cuando el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) llevó a cabo operativos en lugares como el Distrito de la Moda, un mayorista de ropa y una sucursal de The Home Depot. Más de 100 personas fueron arrestadas, lo que desató enfrentamientos entre manifestantes y agentes federales, quienes usaron gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar a la multitud.
El lunes por la noche, la situación escaló con actos de vandalismo, quema de vehículos y enfrentamientos en el centro de la ciudad. La alcaldesa Bass señaló que algunos manifestantes podrían ser “infiltrados” que buscan generar caos, lo que ha llevado a considerar medidas más drásticas para contener la violencia.
El despliegue de 2,000 elementos de la Guardia Nacional y 700 marines, ordenado por el presidente Trump, ha generado controversia. El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó esta acción como un “abuso flagrante de poder” y anunció una demanda contra la administración federal por no consultar al estado antes de movilizar fuerzas.
En el centro de Los Ángeles, las protestas han causado interrupciones significativas, incluyendo el bloqueo de la autopista 101. Videos y fotos muestran vehículos incendiados y enfrentamientos entre manifestantes y policías, quienes reportaron el uso de fuegos artificiales y objetos contundentes contra los agentes.
Líderes comunitarios y religiosos han respondido con acciones pacíficas, como una vigilia con velas programada para esta noche, exigiendo el fin de las redadas. Sin embargo, el jefe de policía, Jim McDonnell, describió la violencia como “repugnante”, destacando incidentes como el lanzamiento de una bomba molotov y agresiones contra agentes.
El senador mexicano Gerardo Fernández Noroña expresó su apoyo a las protestas, calificándolas de “poderosas” y destacando imágenes como la de un manifestante en motocicleta con la bandera de México. Sus declaraciones generaron una respuesta del senador estadounidense Eric Schmitt, quien propuso aumentar los impuestos a las remesas en un 5%.
La alcaldesa Bass insiste en que la prioridad es restablecer la calma, pero la posibilidad de un toque de queda más estricto sigue sobre la mesa. Mientras tanto, las protestas se han extendido a otras 27 ciudades de Estados Unidos, reflejando un creciente descontento con las políticas migratorias.
En Los Ángeles, la tensión no cede. Residentes y activistas exigen justicia y el cese de las detenciones, mientras las autoridades intentan controlar una situación que amenaza con salirse de control. La ciudad permanece en alerta, con la mirada de todo el país puesta en ella.

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Toque de queda en Los Ángeles: tensión y disturbios sacuden la ciudad tras redadas migratorias
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