El robo de autopartes en la Ciudad de México se ha convertido en una pesadilla para los automovilistas. Según el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5), este delito es uno de los más frecuentes en varias alcaldías, y los números no mienten: en 2024 y el primer trimestre de 2025, las piezas más robadas fueron espejos retrovisores, faros, llantas y computadoras de motor. Los delincuentes actúan con una rapidez alarmante, desvalijando vehículos en cuestión de segundos.
A pesar de las promesas de las autoridades, el problema persiste. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) ha realizado operativos, pero los resultados son insuficientes. En colonias como Peralvillo, en Cuauhtémoc, se han decomisado toneladas de autopartes robadas, pero los responsables parecen operar con impunidad. La falta de vigilancia en las calles y la facilidad para vender piezas robadas agravan la situación.
La ciudadanía está harta. En redes sociales, vecinos de colonias como Polanco y Acueducto de Guadalupe denuncian el modus operandi de los ladrones, que aprovechan la oscuridad o la falta de patrullas para actuar. Un video reciente mostró cómo, en menos de 10 segundos, un grupo de hombres desmanteló partes de un auto en Cuauhtémoc. Estas imágenes reflejan la vulnerabilidad de los conductores.
El gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada, ha anunciado estrategias para combatir este delito, pero los avances son mínimos. La Estrategia Integral Contra el Robo de Vehículos y Autopartes incluye más patrullajes y cámaras, pero los automovilistas siguen sin sentirse seguros. La promesa de módulos para verificar la legalidad de vehículos suena bien, pero su implementación es lenta.
Para los conductores, prevenir el robo de autopartes es una tarea complicada. Una recomendación clave es evitar estacionarse en la calle, especialmente de noche. Optar por estacionamientos vigilados, aunque implique un costo extra, puede marcar la diferencia. Sin embargo, no todos tienen acceso a estas opciones, lo que deja a muchos a merced de los delincuentes.
Otra medida útil es instalar dispositivos antirrobo. Candados para llantas, alarmas o jaulas para espejos retrovisores son opciones que algunos ya utilizan. Aunque no son infalibles, dificultan el trabajo de los ladrones. También se sugiere no dejar objetos de valor a la vista dentro del auto, ya que esto atrae a los criminales.
Si el robo ya ocurrió, denunciar es fundamental, aunque el proceso puede ser frustrante. La Fiscalía General de Justicia de la CDMX permite reportar estos delitos en línea o en el Ministerio Público, pero muchos ciudadanos desisten por la burocracia. Es importante llevar la documentación del vehículo, como la factura original y la tarjeta de circulación, para agilizar el trámite.
El mercado de autopartes robadas sigue creciendo porque hay quienes las compran. Evitar adquirir piezas de dudosa procedencia es una forma de no alimentar este círculo vicioso. Algunos fabricantes ofrecen programas de reemplazo gratuito o descuentos para desincentivar la compra de partes ilegales, pero la solución de fondo requiere más acción de las autoridades.
La impunidad es el mayor obstáculo. A pesar de que el robo de autopartes es un delito grave en la CDMX, con penas de hasta 8 años de cárcel, los castigos rara vez se aplican. Los operativos sorpresa y cateos son un paso, pero insuficiente frente a la magnitud del problema. La ciudadanía exige resultados concretos.
La inseguridad en la capital no da respiro. Mientras los automovilistas buscan proteger sus vehículos, el gobierno debe asumir su responsabilidad. Sin una estrategia efectiva y una verdadera coordinación entre autoridades, el robo de autopartes seguirá siendo una amenaza diaria para los habitantes de la Ciudad de México.

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Robo de autopartes en la CDMX: un delito que no da tregua y las autoridades no logran frenar
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