México y Estados Unidos están cerca de alcanzar un acuerdo que podría marcar un antes y después en el comercio bilateral. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el pacto eliminaría los aranceles del 50% impuestos por el presidente Donald Trump a las importaciones de acero mexicano, siempre que se respeten ciertos límites de volumen. Este avance representa un alivio para la industria acerera nacional, que ha enfrentado meses de tensiones comerciales.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha liderado las conversaciones con sus contrapartes estadounidenses, buscando proteger un sector clave para la economía mexicana. La industria del acero, que genera miles de empleos directos e indirectos, ha sufrido el impacto de las tarifas impuestas por Washington, lo que ha elevado los costos para los consumidores y afectado la competitividad de las empresas mexicanas.
El acuerdo en negociación establecería un tope de importaciones de acero libre de aranceles, lo que permitiría a México mantener un flujo comercial significativo sin las restricciones actuales. Este paso llega en un momento crítico, ya que las exportaciones mexicanas de acero a Estados Unidos cayeron un 50% en abril y mayo de este año, según datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero.
La relación comercial entre ambos países ha estado bajo presión desde que Trump incrementó los aranceles al acero y al aluminio, argumentando razones de seguridad nacional. México, como uno de los principales proveedores de acero a Estados Unidos, ha buscado exenciones bajo el amparo del T-MEC, pero hasta ahora no había logrado evitar las tarifas del 50% impuestas a principios de junio.
Las negociaciones han sido intensas, con Ebrard y el subsecretario de Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez, trabajando directamente con funcionarios estadounidenses, incluido el secretario de Comercio, Howard Lutnick. Este posible acuerdo podría reducir la incertidumbre en el sector industrial mexicano y fortalecer la integración económica en América del Norte.
El impacto de los aranceles no solo ha afectado a los productores mexicanos, sino también a los consumidores estadounidenses, quienes han enfrentado precios más altos en productos que dependen del acero, como automóviles y materiales de construcción. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción ha advertido que los costos en infraestructura podrían aumentar hasta un 10% debido a estas medidas.
Si bien el acuerdo aún requiere la aprobación final de Trump, su anuncio ha generado optimismo en el sector empresarial mexicano. Analistas consideran que este paso podría sentar un precedente para futuras negociaciones comerciales, especialmente en un contexto de creciente proteccionismo en Estados Unidos.
La industria acerera mexicana, que incluye a gigantes como ArcelorMittal, Ternium y Grupo Simec, espera que este pacto reactive las exportaciones y estabilice los empleos en estados productores como Nuevo León, Coahuila y Veracruz. México es el décimo quinto productor mundial de acero, y su mercado depende en gran medida del comercio con su vecino del norte.
Este avance también refleja el esfuerzo del gobierno mexicano por diversificar sus mercados y reducir la dependencia de Estados Unidos. Sin embargo, la integración económica entre ambos países sigue siendo crucial, con el 76% de las exportaciones mexicanas de acero destinadas al mercado estadounidense.
A medida que se acerca la fecha en que Estados Unidos dará una respuesta definitiva, la expectativa crece en México. De concretarse, este acuerdo podría ser un paso hacia una relación comercial más estable, aunque los retos del proteccionismo global seguirán presentes en el horizonte.