La ciudad de Linares, Nuevo León, vive momentos de terror tras el asesinato del secretario del ayuntamiento, Juan Pulido, un hecho que ha desatado una ola de críticas contra la estrategia de seguridad del gobierno estatal. La situación es alarmante, y los legisladores no han dudado en señalar la falta de acción efectiva para frenar la delincuencia.
El pasado fin de semana, Fuerza Civil y militares tomaron el control de la seguridad en Linares debido a la posible infiltración de la policía municipal. El gobernador Samuel García anunció esta medida tras descubrir que algunos elementos no actuaban conforme a la ley, lo que agrava la percepción de descontrol en el municipio.
El homicidio de Pulido, ocurrido en un ataque directo, obligó a las autoridades a implementar el Operativo Muralla. Durante este despliegue, un presunto delincuente fue abatido y otro detenido, pero la ciudadanía sigue exigiendo respuestas claras sobre quiénes están detrás de estos actos violentos.
Diputados locales han calificado la estrategia de seguridad como reactiva y deficiente. Argumentan que las autoridades solo actúan después de que la tragedia golpea, en lugar de prevenir con inteligencia y coordinación efectiva entre corporaciones.
La crítica se centra en el gobierno de Morena en Linares, encabezado por el alcalde Gerardo Guzmán, quien había negado previamente la existencia de una crisis de violencia. Esta postura ha generado indignación entre los habitantes, que ahora viven con miedo constante.
Legisladores de oposición han señalado que la falta de una estrategia integral de seguridad ha permitido que la delincuencia se apodere de las calles. Aseguran que el gobierno estatal y municipal han fallado en proteger a la población, dejando a Linares en un estado de vulnerabilidad.
La intervención de Fuerza Civil busca restaurar la calma, pero los ciudadanos dudan de su efectividad a largo plazo. La detención del director de la policía municipal y los recientes enfrentamientos solo aumentan la incertidumbre sobre el futuro de la seguridad en la región.
La fiscalía estatal ha prometido avances en las investigaciones, pero la presión crece para que se revele la verdad detrás de la supuesta infiltración policial y los motivos del asesinato de Pulido. Los habitantes exigen justicia y medidas concretas para recuperar la paz.
Mientras tanto, la violencia en Linares expone un problema más amplio en Nuevo León: la incapacidad de las autoridades para anticiparse a la delincuencia. Los deputados insisten en que sin un cambio de fondo, la inseguridad seguirá cobrando vidas y destruyendo comunidades.
La situación en Linares es un grito de alerta para todo el estado. La ciudadanía espera que las promesas de seguridad se traduzcan en hechos y que la tragedia de Juan Pulido no quede como un caso más en la larga lista de la impunidad.

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La violencia sacude Linares y los deputados señalan la inacción del gobierno
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