En un partido cargado de emoción, la selección de Palestina estuvo a segundos de hacer historia al clasificar por primera vez a la fase final de las eliminatorias rumbo al Mundial 2026. Sin embargo, un polémico penalti señalado en el minuto 97 cambió el destino del encuentro contra Omán, dejando a los palestinos con el corazón roto.
El duelo, disputado en Amán, Jordania, era decisivo para Palestina, que necesitaba una victoria para avanzar en la segunda ronda de las eliminatorias asiáticas. Tras un partido intenso, el marcador estaba empatado a un gol, y todo parecía indicar que los palestinos lograrían el resultado necesario para seguir soñando.
Pero en el tiempo añadido, una jugada controvertida dentro del área palestina desató la polémica. El árbitro señaló un penalti a favor de Omán por una supuesta falta, una decisión que generó protestas airadas de los jugadores y el cuerpo técnico palestino. Las repeticiones dejaron dudas sobre la legitimidad de la infracción.
Desde los once pasos, Omán no falló. El gol agónico empató el partido y sentenció las aspiraciones de Palestina, que, a pesar de su esfuerzo heroico, quedó eliminada de la contienda mundialista. La derrota fue un golpe duro para un equipo que ha enfrentado innumerables adversidades.
La selección palestina ha jugado sus partidos como local en campos neutrales debido al conflicto en su territorio. Además, muchos de sus jugadores han tenido que entrenar en condiciones precarias, lejos de casa, lo que hace aún más admirable su desempeño en estas eliminatorias.
A pesar de la eliminación, Palestina dejó una huella imborrable en la competencia. Su campaña fue histórica, mostrando un fútbol competitivo y un espíritu inquebrantable que inspiró a aficionados de todo el mundo. Los jugadores demostraron que, incluso en las circunstancias más difíciles, el deporte puede ser una fuente de esperanza.
La decisión arbitral ha generado críticas en redes sociales, donde muchos consideran que el penalti fue injusto y que privó a Palestina de una oportunidad merecida. Sin embargo, no hay marcha atrás, y el equipo ahora deberá enfocarse en futuras competencias.
Este resultado amargo no opaca el orgullo que Palestina ha generado en su pueblo. Su participación en las eliminatorias es un recordatorio de la resiliencia de un equipo que, contra todo pronóstico, estuvo a punto de alcanzar un sueño que parecía imposible.