El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Chihuahua tiene nueva integración, y los cambios han generado revuelo en el panorama político y judicial del estado. La reestructuración, anunciada este 10 de junio de 2025, busca renovar la impartición de justicia en una entidad marcada por desafíos en seguridad y confianza institucional.
La presidencia del TSJ continúa bajo el liderazgo de Myriam Hernández Acosta, cuya gestión ha sido objeto de debate. Hernández Acosta, ratificada en su cargo, ha prometido agilizar los procesos judiciales y fortalecer la transparencia en los tribunales, aunque algunos sectores cuestionan si estas promesas se traducirán en resultados concretos.
Entre los nuevos magistrados destacan figuras como Luis Villegas Montes, conocido por su trayectoria en el Poder Judicial, y Alma Rosa Armendáriz, quien llega con experiencia en derecho familiar. Ambos han sido señalados como piezas clave para modernizar el sistema judicial, pero su cercanía con ciertos actores políticos ha levantado sospechas entre analistas.
El proceso de selección de los magistrados no estuvo exento de críticas. Organizaciones civiles han señalado opacidad en la designación de algunos perfiles, argumentando que el Congreso del Estado priorizó lealtades políticas sobre méritos profesionales. Este punto ha avivado el descontento en un estado donde la confianza en las instituciones es frágil.
La integración del TSJ también incluye a magistrados regionales que atenderán distritos clave como Ciudad Juárez y Parral. La intención es descentralizar la justicia y acercarla a las comunidades, pero los recursos limitados y la falta de infraestructura en estas zonas podrían complicar el objetivo.
Un aspecto que ha generado expectativa es la creación de una nueva sala especializada en casos de corrupción. Esta sala, según el TSJ, buscará combatir la impunidad en el estado, aunque expertos advierten que su éxito dependerá de la independencia de los magistrados y de la voluntad política para no proteger a funcionarios corruptos.
La reestructuración llega en un momento crítico para Chihuahua, donde los índices de violencia y los escándalos de corrupción han erosionado la confianza ciudadana. La ciudadanía espera que el nuevo TSJ marque una diferencia, pero las dudas persisten sobre si esta renovación será cosmética o transformadora.
El desempeño del TSJ en los próximos meses será crucial para determinar si esta integración logra restaurar la credibilidad en el sistema judicial. Por ahora, los ojos están puestos en los magistrados y en cómo enfrentarán los retos de un estado que exige justicia efectiva.

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Así quedó el nuevo Tribunal Superior de Justicia en Chihuahua
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