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¡Sheinbaum al G7! ¿Qué busca México en la cumbre de las potencias mundiales?

La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que asistirá a la Cumbre del G7 en Canadá, un evento que reúne a las principales economías del mundo. La invitación llegó directamente del primer ministro canadiense, Mark Carney, y marca un hito, ya que México no forma parte de este exclusivo grupo. La cumbre, programada del 15 al 17 de junio en Kananaskis, Alberta, será un escenario clave para discutir temas comerciales y geopolíticos.
Sheinbaum anunció su decisión en su conferencia matutina, destacando que viajará en un vuelo comercial, sin vuelos directos disponibles. Este viaje representa una oportunidad para México de posicionarse en un foro internacional de alto nivel. Sin embargo, la mandataria no ha aclarado del todo la agenda que llevará, lo que genera preguntas sobre los verdaderos objetivos de su asistencia.
El G7, integrado por Canadá, Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, es un espacio donde se discuten temas como la economía global, la seguridad y el cambio climático. México, invitado como país especial, podría buscar fortalecer su papel en las negociaciones comerciales, especialmente en un momento de tensiones por las políticas proteccionistas de Estados Unidos.
Un punto clave de la cumbre será la posible reunión de Sheinbaum con el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ya confirmó su asistencia. Este encuentro, de concretarse, sería el primero cara a cara entre ambos líderes. La relación comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, centrada en el T-MEC, estará en el centro de las discusiones, especialmente tras las recientes amenazas arancelarias de Trump.
La invitación a Sheinbaum, según medios canadienses, fue impulsada por el Consejo Empresarial de Canadá, que ve en la presidenta mexicana una aliada para negociar con Trump. La presencia de México en el G7 podría ser una estrategia para contrarrestar las políticas comerciales agresivas de Estados Unidos y fortalecer la alianza con Canadá.
Sin embargo, la decisión de Sheinbaum de asistir no está exenta de críticas. Algunos cuestionan si este viaje es prioritario frente a los retos internos que enfrenta México, como la inseguridad y la polarización política. La presidenta aseguró que evaluó cuidadosamente la invitación, pero no todos están convencidos de que sea el momento adecuado para este tipo de compromisos internacionales.
Por otro lado, la asistencia de Sheinbaum al G7 contrasta con la postura de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien evitaba viajes al extranjero. Este cambio de enfoque sugiere una política exterior más activa, pero también plantea interrogantes sobre cómo se traducirán estas reuniones en beneficios tangibles para los mexicanos.
La cumbre también abordará temas como la transición digital y la seguridad energética, áreas en las que México busca posicionarse. Sin embargo, la falta de claridad sobre las propuestas concretas de Sheinbaum genera escepticismo sobre el impacto real de su participación en este foro de élite.
Mientras México se prepara para este evento, las expectativas son altas. La presencia de Sheinbaum en el G7 podría ser una oportunidad para fortalecer la imagen del país en el escenario global, pero también un desafío para demostrar que estas cumbres se traducen en resultados concretos para la población.
El viaje de Sheinbaum a Canadá será un termómetro para medir su capacidad de liderazgo en un contexto internacional complejo. Con Trump como protagonista y las tensiones comerciales en el horizonte, todas las miradas estarán puestas en cómo México defiende sus intereses en este encuentro de potencias.

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