El crecimiento de las exportaciones chinas fue menor al esperado, tras un aumento del 8.1 por ciento en abril. La caída en los envíos a Estados Unidos, que alcanzaron los 28.800 millones de dólares, marcó la mayor contracción en más de cinco años. Mientras tanto, las importaciones desde Estados Unidos también disminuyeron un 7.4 por ciento, situándose en 10.800 millones de dólares.
A pesar de la debilidad en el comercio con Estados Unidos, China logró compensar parte de las pérdidas con un crecimiento robusto en otros mercados. Las exportaciones al sudeste asiático aumentaron un 14.8 por ciento, mientras que las dirigidas a la Unión Europea crecieron un 12 por ciento. Este desempeño ayudó a mantener un superávit comercial de 103.200 millones de dólares en mayo.
La desaceleración en el comercio se produce en un contexto de tensiones persistentes entre Pekín y Washington. Las disputas abarcan desde semiconductores avanzados hasta minerales raros y visas para estudiantes chinos en universidades estadounidenses. Una nueva ronda de negociaciones comerciales entre ambos países estaba programada para este lunes en Londres, tras una reciente llamada entre Trump y el líder chino Xi Jinping.
El panorama económico en China enfrenta otros desafíos. Las importaciones totales cayeron un 3.4 por ciento en mayo, lo que refleja una menor demanda de componentes y materiales necesarios para la producción de bienes destinados al mercado global. Esta situación pone en evidencia la presión sobre la economía china, altamente dependiente de sus exportaciones.
Datos adicionales revelan problemas internos. Los precios al consumidor en China disminuyeron un 0.1 por ciento en mayo, señal de una demanda débil. Peor aún, los precios al productor se contrajeron un 3.3 por ciento, el nivel más bajo en casi dos años, lo que indica una deflación persistente que afecta a las empresas locales.
A pesar de una pausa temporal de 90 días en algunos aranceles impuestos por ambos países, los analistas no son optimistas. Expertos como Zichun Huang, de Capital Economics, advierten que el crecimiento de las exportaciones chinas podría desacelerarse aún más hacia finales de año, debido a las restricciones que enfrentan los fabricantes chinos para expandir su cuota en el mercado global.
El impacto de estas cifras trasciende a China. La caída en las exportaciones a Estados Unidos podría influir en las cadenas de suministro globales, afectando a países como México, que ha ganado terreno como proveedor clave para el mercado estadounidense. Mientras tanto, la economía china sigue navegando un entorno comercial cada vez más complicado.
Este escenario subraya la fragilidad del comercio internacional en un momento de alta incertidumbre. Las negociaciones entre China y Estados Unidos serán clave para determinar si las tensiones comerciales se intensifican o si ambas potencias logran encontrar un punto de equilibrio en los próximos meses.

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Las exportaciones de China crecieron un 4.8 por ciento en mayo, pero los envíos a Estados Unidos se desplomaron casi un 10 por ciento, según datos oficiales publicados este lunes. Este panorama refleja las tensiones comerciales que enfrenta la segunda economía más grande del mundo, en medio de una guerra arancelaria impulsada por las políticas de Donald Trump.
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